Logro y nivel educativo alcanzado por la población 2016

Estadísticas

Se trata de una publicación que, de manera independiente y anterior a la edición del Anuario Estadístico de Educación, da a conocer información relevante y confiable inmediatamente después de conocidos los datos de la Encuesta Continua de Hogares. Presenta datos estadísticos en relación con la alfabetización, la asistencia escolar, el nivel máximo alcanzado y la culminación de los diferentes niveles educativos.
Se brinda un panorama sobre las razones por las cuales los jóvenes han discontinuado su formación luego de concluir sus estudios primarios, las razones que influyeron en la repetición de uno o más grados o los motivos que los han impulsado a desvincularse luego de iniciar sus estudios en educación media.
Aspectos, todos ellos, de gran relevancia para pensar el tipo y el alcance de las futuras políticas educativas.

Analfabetismo

En nuestro país, el analfabetismo ha decrecido de manera constante y consistente en el tiempo. Actualmente, existe un 1,4 % de personas que declaran no saber leer ni escribir, situación que afecta al 2,7 % de quienes viven en áreas rurales. Esa situación se concentra, fundamentalmente entre las personas con 65 y más años de edad. Se trata de un fenómeno asociado principalmente a la edad y a la ruralidad del medio en el que residen.
Así, el sistema educativo tiene un impacto acumulativo tendiente a reducir, generación tras generación, la cantidad de personas iletradas, que en un 1 % afectan a quienes tienen entre 15 y 49 años y en 2,9 % a los que tienen 65 años o más.

Cobertura

El acceso a la educación, en sus diferentes niveles, representa el grado de adquisición de algunos de los instrumentos que definen buena parte de la estructura de oportunidades que enfrentan los individuos.
En este apartado se presenta un análisis de la evolución en el tiempo de la asistencia simple a algún establecimiento educativo en la población de 0 a 22 años por edades simples de todo el país. De dicho análisis se desprende que:

  • A los 4 años inicia la edad obligatoria de asistencia a centros educativos. Al respecto en 2016 el 93% de los niños asiste a algún centro educativo, siendo esta cifra altamente superior a la que se presenta a los 3 años de edad (73%) .No obstante, estos datos son inferiores a los que se observan en las edades subsiguientes .ES así que a los 5 años de edad, la escolarización es de 98.7% para el 2016.
  • Entre los 6 y los 11 años de edad, es decir, en el tramo propio de escolarización primaria, la cobertura educativa no solo es universal (próxima al 100 %) sino que está consolidada. Además, es un dato constante que no registra variaciones significativas con el paso del tiempo.
  • A los 13 y 14 años de edad se consolida una participación superior al 90 % (97,1 % y 94,1 %, respectivamente).
  • Entre los 15 y 17 años se reporta una tendencia creciente en la participación si se compara 2006 con 2016,la diferencia en estas edades es un incremento de 8,3; 8,4 y 9,8 puntos porcentuales respectivamente.
  • A los 16 años más de 8 de cada 10 jóvenes asisten a algún establecimiento educativo, participación que decrece a medida que avanzamos en las cohortes etarias. A los 22 años asisten 3 de cada 10 personas (34,1 %).

La probabilidad de asistencia a algún establecimiento educativo varía sustantivamente según quintiles de ingreso:

  • Para los niños de 3 años que pertenecen al primer quintil la asistencia se ubica en 59,5 %. En cambio, si consideramos los hogares del quintil mayor, 9 de cada 10 niños (94 %), asisten a un centro educativo.
  • A los 4 años de edad (comienzo de edad obligatoria de asistencia) se aprecia un aumento en la participación del 1.-er quintil de ingresos (87,9 % en 2016; 85,6 % en 2015) disminuyendo, a su vez, la brecha con los niños de los hogares de mayores ingresos (12.1 en 2016; 12,6 puntos porcentuales en 2015).
  • La asistencia en las edades 12, 13 y 14 años al sistema educativo comienza a variar levemente en el 1.er quintil de ingresos y, en especial, a partir de los 15 años la participación de los jóvenes en el sistema educativo decrece en el entorno de 6 puntos porcentuales (pasa de 89,4% a los 14 años a 83.8%, en los 15). Este porcentaje de asistencia para el quinto quintil ocurre a los 18 años y, posteriormente, a los 20 años, alcanza un 75,9%.

Desde un análisis por sexo, entre los 3 y los 14 años, el porcentaje de varones y mujeres tiene muy pocas variaciones, sin embargo a partir de los 15 años la participación femenina es progresivamente mayor que la masculina, tendencia que se mantiene año tras año.

Si se realiza una lectura análoga en materia de grandes áreas, es decir, al comparar el acceso a la educación por edades simples en Montevideo y en el resto del país, también se observa una brecha que merece ser analizada:

  • La brecha existente para la edad de 3 años en 2016, entre Montevideo y el resto del país, disminuye en comparación al 2015 (7 a 3,2 puntos porcentuales), en el marco de un incremento de cobertura, tanto en Montevideo como en el Interior. A partir de los 4 años de edad y hasta los 16 las diferencias de cobertura educativa son relativamente menores y,a partir de los 17 años de edad es que las diferencias de cobertura educativa entre Montevideo y el resto del país tienden a aumentar. A partir de los 4 años de edad y hasta los 16 las diferencias de cobertura educativa son relativamente menores y es a partir de los 17 años de edad,es que las diferencias de cobertura educativa entre Montevideo y el resto del país tienden a aumentar.
  • Entre los 17 y los 22 años se acentúa el distanciamiento conforme avanzamos en la edad, el cual alcanza la mayor diferencia en el último punto de la serie, a los 22 años de edad, 16 puntos porcentuales menos de asistencia en el interior que en Montevideo.

Nivel educativo

La oportunidad en que se alcanzan los diferentes objetivos formativos contribuye a determinar las probabilidades de acceder en igualdad de condiciones a los diferentes espacios de integración social.
A los 4 y 5 años de edad la evolución de la asistencia a un centro educativo muestra un crecimiento sostenido que presenta un incremento de 10,1 puntos porcentuales en la asistencia de niños a algún centro educativo, si se compara 2016 con 2006.

Entre los 6 y 11 años, la asistencia se encuentra cercana al 100% durante todo el período considerado (2006-2016). Las reducidas brechas entre las tasas de asistencia al sistema educativo y al nivel correspondiente nos informan que la mayoría de los niños de las franjas de edades arriba mencionadas ejercen su derecho de acceso a la educación y lo hacen en el nivel teórico esperado.

Entre los 12 y los 14 años de edad asistieron en 2016 a un centro educativo el 96,4% de los jóvenes, y un 79,1% en este rango de edad asistieron al nivel educativo que le corresponde teóricamente o a uno superior. Un 3,6% se encontraba fuera del sistema educativo y un 17,3% presentó una situación de rezago con respecto al nivel educativo correspondiente teóricamente. En una mirada temporal se destaca el crecimiento de la tasa neta de asistencia ajustada (10,3 puntos porcentuales más en el 2016 que en el 2006), conjuntamente con una disminución del rezago.
Para la franja comprendida entre los 15 y 17 años de edad, en 2016, 8 de cada 10 jóvenes asistió a un establecimiento educativo, de los cuales 5 de cada 10 lo hicieron en educación media superior o educación terciaria y menos de 2 de cada 10 no participaron de actividades en un centro educativo.

Entre 2006 y 2016 la asistencia de jóvenes de edades comprendidas entre 18 y 24 años, al sistema educativo pasó de 38,9% a 40,3%, y los que exclusivamente alcanzan educación terciaria en este rango de edad pasan de 20,9% a 22,5%.

Máximo nivel educativo alcanzado

Con el sentido de vislumbrar otros aspectos en materia de competencias individuales de impacto estructural, importa la finalización de los diferentes niveles educativos de la población adulta. Poner foco en los logros educativos, para diferentes tramos de edad, entre las personas con más de 25 años, representa una buena manera de conocer el “techo” alcanzado por la población en el sistema de educación formal y cómo se distribuye generacionalmente.
En este sentido, si se compara el máximo nivel alcanzado de la población de 25 a 29 años de edad con el de la población de 70 años o más, se tiene que las generaciones jóvenes cada vez alcanzan en mayor medida niveles educativos más altos que las generaciones precedentes, donde entre los jóvenes de 25 a 29 años de edad el 40,9% completa secundaria y el 11,7% terciaria, mientras que para los adultos de 70 o más años, estas cifras alcanzan el 14,5% y el 6,7% respectivamente.

Por otra parte, siguen existiendo diferencias al comparar por nivel socioeconómico a las personas de 25 a 59 años de edad. La probabilidad de no superar primaria, entre quienes provienen de hogares del 1.er quintil de ingresos, se encuentra igualada a la de acceder al nivel terciario para lo que proceden de hogares del quintil mayor (53,8 % y 53,4 %, respectivamente). De manera análoga, entre quienes tienen entre 25 a 59 años hay el triple de posibilidades de que una persona del quintil mayor no supere primaria respecto de que alguien del quintil menor alcance nivel terciario (7,3 % y 2,1 %, respectivamente). Más de cinco de cada diez personas del quintil mayor alcanza la educación terciaria, en contraposición a las personas pertenecientes al quintil menor, donde uno en cincuenta alcanza dicho nivel.

Esta situación, vista de manera analítica, en torno a los desafíos educativos actuales desde una perspectiva de derechos, que explora la desigualdad en materia de logros educativos de manera transversal, podría ser descriptacomo simetría de la desigualdad.

Culminación de ciclos

En 2016 se mantienen aproximadamente los mismos niveles de culminación que en el 2015.Es así que concluyen su estudios primarios el 97,4 % de los jóvenes de 14 y 15 años de edad, los estudios de educación media básica el 69 % de quienes tienen entre 17 y 18 años y los estudios de educación media superior el 38,5 % de los que poseen entre 21 y 22 años de edad.

La culminación de ciclos educativos por edades seleccionadas ha mostrado mejorías que se confirman positivamente en 2016.

Al considerar este dato, conjuntamente con las variaciones en el alcance estructural del sistema educativo antes reseñado, se puede señalar que, en paralelo con una relativa estabilidad en la evolución de la cobertura, se consolida el incremento en la culminación oportuna de los ciclos. Aspectos que, al mismo tiempo, hablan de la eficacia del sistema:

  • La culminación de primaria entre los jóvenes de 14 y 15 años se ha incrementado desde 2008 hasta 2015. En 2016 se incrementa levemente (97,4%).
  • Quienes tienen 17 o 18 años y quienes tienen 21 o 22 años registran un cambio positivo de tendencia en 2011 que se mantiene hasta 2016.

Las brechas de naturaleza socioeconómica se expresan fundamentalmente entre el 1.er y el 2. ° quintil de ingresos:

  • Entre los 14 y 15 años de edad la brecha en la culminación de educación primaria entre el 1.er quintil (95,2 %) y el 2° quintil (98,1 %) es de 2,9 puntos porcentuales.
  • Entre quienes tienen 17 y 18 años, en la finalización de la educación media básica, esta brecha es de 18,6 puntos porcentuales.
  • Y entre los 21 y 22 años, la brecha en la finalización de educación media superior es de 16,5 puntos.

En materia territorial, las brechas muestran:

  • En el interior del país, los jóvenes de 14 y 15 años que finalizan primaria y los jóvenes de 17 a 18 años que culminan educación media básica lo hacen casi en los mismos guarismos que en la capital.
  • Los jóvenes de 21 y 22 años culminan educación media superior en mayor proporción en Montevideo (46 %) que en el resto del país (33,5 %).

En materia de género, las mujeres alcanzan a culminar en mayor proporción que los hombres en los respectivos niveles educativos considerados: primaria es culminada en proporciones muy similares por ambos sexos (97,7 % para las mujeres y 97,1 % para los hombres), pero ya en educación media básica, la diferencia relativa alcanzada es del 13,6 puntos porcentuales más para las mujeres (73,4 % y 64,9 %, mujeres y hombres, respectivamente). Por último, ellas llegan a concluir la educación media superior en una proporción 16,1 puntos porcentuales mayor que ellos (46,9 % y 30,8 %, respectivamente).

Asistencia y trabajo

El acceso a la actividad económica es un factor de contexto de importancia para valorar la cobertura educativa y el rezago escolar en personas mayores de 15 años de edad: el ingreso o un incremento en la actividad laboral, en determinados contextos y para grupos de ciertas edades, podría explicar la caída en la cobertura educativa; caídaque, además, es razonable que ocurra con mayor facilidad entre quienes ya tienen un vínculo inestable o débil con las propuestas formativas, como el bajo rendimiento o el rezago.

A partir de los datos de 2016 los jóvenes entre 15 y 20 años:

  • Casi 7 de cada 10 estudian, trabajan o buscan trabajo (67,2 %).
  • Más de la mitad se dedica exclusivamente a estudiar (55,5 %).
  • Un 11,7 % estudia y trabaja.
  • Uno de cada 5 solo trabaja o busca trabajo (20,7 %).
  • Un poco más de uno de cada diez no trabaja, no estudia y tampoco busca trabajo (12,1 %).
  • 1,4 % no finaliza primaria y un 10,4% tiene primaria completa.
  • Un 53,6% alcanzó o culminó media superior.
  • El 11,2 % alcanzó nivel de estudios terciarios.

Por qué se desvinculan los jóvenes en educación media

Los jóvenes de 12 a 17 años señalan la falta de interés como la principal razón de desvinculación (70%) y mencionan como segunda razón la dificultad de las materias, como los motivos principales que los llevaron a desvincularse del sistema educativo.

En cambio para los jóvenes de 18 a 29 años si bien la principal razón sigue siendo la falta de interés en el sistema educativo (49,8%) la segunda razón es la inserción en el mercado laboral 27,9%.

Una lectura de la información, atendiendo al nivel de ingresos per cápita de los hogares de procedencia, permite reflexionar sobre la desigualdad en términos del efecto estructural de estos factores explicativos.

Al observar los motivos por los cuales se desvinculan en el quintil menor y mayor, predomina la falta de interés. En segundo lugar se destaca el ingreso al mercado laboral, pero con diferencias en función del ingreso del hogar: para el primer quintil 20,3%, mientras que para el quintil mayor 29,5%.

Es interesante destacar que, con respecto a la tercer causa de desvinculación, las razones varían: para el primer quintil es “Quedó ella o su pareja embarazada” con un 9,6%, mientras que para el quintil mayor es “Dificultades económicas” con un 3,9%.

Es claro que la falta de interés por los contenidos que les ofrecen las diferentes ofertas de educación media resulta ser la primera razón esgrimida por los jóvenes, independientemente del nivel socioeconómico. Por ello, este representa un aspecto al que hay que prestarle especial atención pues es la principal respuesta brindada año a año.

Elementos para comprender a los jóvenes que no estudian y no trabajan

Se observaron diferencias por sexo, región y nivel socioeconómico: 6 de cada 10 personas que no estudian, no trabajan y no buscan trabajo son mujeres (63,7 %), casi 7 residen en el interior del país (69,4 %) y la mitad integra el 20 % de hogares más pobres (50,9 %).

Valores que al no variar sustantivamente, año tras año, contribuyen a consolidar el perfil de este grupo, tanto en lo territorial como en su integración por sexo.

Perfil de quienes no estudian y no trabajan

Entre quienes no estudian y no trabajan se destacan las personas que viven en el interior (69,3 %); sin embargo,existen importantes diferencias entre varones y mujeres (36,5 % y 63,5 %, respectivamente) y casi 8 de cada 10 integran hogares de bajos recursos (1.er y 2.° quintil de ingresos 79,1%).

Casi 6 de cada 10 de los jóvenes, con edades comprendidas entre los 15 y 24 años, que no estudian y no trabajan alcanzaron educación media (57,9 %) y de estos un 16,1 % accedió a educación media superior y 1,7% alcanza educación terciaria.

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