Biografía de Clemente Estable

Breve descripción de la vida de Clemente Estable

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Este hombre singular nació el 23 de mayo de 1894 en San Juan Bautista, un pequeño pueblo al norte del Departamento de Canelones. Miembro de una familia numerosa, no conoció en su niñez ni lujos ni holguras económicas.

Recibió en cambio, el legado de una férrea vocación por el trabajo, la honestidad y el valor de la vida en familia.

La figura materna surgía frecuentemente en sus conversaciones como ejemplo de entereza y abnegación.

La niñez de Estable estuvo también signada por el estrecho contacto con la naturaleza. Según sus propios relatos, adquirió a muy temprana edad, la habilidad de imitar el canto de las variadas especies de pájaros que abundaban en el entorno natal.

Es probable que ese precoz diálogo con la naturaleza haya contribuido a gestar su vocación de biólogo.

Más aún, creo que determinó una de las características destacables de su labor científica: la de buscar en las distintas especies los mejores modelos experimentales para estudiar fenómenos vitales generales y trascendentes. Estaba convencido de la importancia de explorar nuestra fauna y flora, a las cuales consideraba "mina con cuyo oro sepulto pueden fraguarse muchas personalidades científicas".

Se graduó como maestro y ejerció la docencia en escuelas de Montevideo; sin embargo, autodidacta por vocación, completó una formación de nivel universitario a través de cursos extracurriculares en la Facultad de Medicina. Su talento y laboriosidad le hicieron destacarse y fue nombrado, por las autoridades del entonces llamado Consejo de Enseñanza Primaria y Normal, Maestro de Conferencias.

Obtuvo a principios de los años veinte una Beca instituida por el Gobierno español y viajó a Madrid con el propósito de completar su formación en el laboratorio que dirigía el Premio Nobel de Medicina de 1906 Don Santiago Ramón y Cajal. Luego del viaje a España Estable quedó indisolublemente ligado al estudio del sistema nervioso. Bajo el impacto de la fuerte personalidad del sabio español, se dedicó a investigar la arquitectura del sistema nervioso central y periférico. Publicó en 1923, en la revista que editaba el propio Ramón y Cajal, hallazgos originales referentes a la organización histológica del cerebelo.

Imagen de Clemente Estable

Trabajador infatigable, exploró diversos centros nerviosos con las más diversas técnicas y creando aproximaciones experimentales realmente novedosas. Al cabo de muchos años de estudio concibió hipótesis originales sobre la funcionalidad de las células nerviosas menos rígidas que la célebre Ley de la Polarización Dinámica de las neuronas, elaborada por su venerado maestro.

Las ideas de Clemente Estable, particularmente aquellas vinculadas a las propiedades funcionales  de los contactos interneuronales o sinapsis, mantienen hoy plena actualidad. Quedaría trunca esta breve visión de la obra de Estable si no se mencionara su impacto en el ámbito de la cultura nacional. Fue el iniciador en nuestro medio de la profesión de investigador.

Para Estable, los hombres y mujeres debían de ganarse el sustento, trabajando de acuerdo a sus vocaciones. La investigación científica, la creación artística o la reflexión filosófica debían de brindar la posibilidad de vivir en forma decorosa. El Estado debía reconocer que el investigador científico ejercía una profesión importante para la Nación, y por lo tanto era responsabilidad de los poderes públicos el promover la ciencia y crear condiciones adecuadas para el trabajo de los investigadores. Gracias a su prédica, respaldada por una indiscutible autoridad moral, logró convertir en realidad dos aspiraciones que alentaban en su espíritu desde su visita a Madrid: a) la creación de un instituto dedicado a la investigación y la docencia superior en el campo de la Biología (1927) y b) la incorporación en la organización administrativa del Estado de un régimen laboral, hasta entonces desconocido en el país denominado "full time" o dedicación exclusiva (1943).

Para Estable, la denominación "full time" implicaba mucho más que una exigencia horaria o la exclusión de otra actividad rentada. Era una forma de vivir que demandaba, de acuerdo a sus propias palabras, "todo el tiempo y todo el hombre". Coherente con su prédica, dedicó su vida a la investigación y a la docencia. Sus últimos años fueron ejemplo de austeridad y abnegación al trabajo.

Clemente Estable falleció a los 82 años de edad el 27 de octubre de 1976. En virtud a sus dotes de ciudadano excepcional fue sepultado con los honores propios de un Ministro de Estado. Sin embargo, permanece vivo en el recuerdo de los que lo conocimos, en el Instituto que fundó y en una vasta obra científica y literaria.

 

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