Fundamentación
100 años de Amalia de la Vega:
Proponemos que los días 5 y 6 de octubre próximos la ciudadanía del Uruguay, sin distingos y cubriendo todo el territorio nacional, homenajee y reconozca nuestra música de ayer, de hoy, y de siempre.
Componente esencial en los procesos de construcción de nuestras identidades desde los albores de nuestra nacionalidad, es factor de construcción de ciudadanía en el respeto por la diversidad cultural que nos identifica.
Convocamos a vivir el Día del Patrimonio desde nuestra producción sonora, que comprende el universo de expresiones y prácticas con las que compartimos el día a día, junto a aquellas que atesoramos en forma de recuerdos, memoria colectiva que constituye la base para la creación de la música uruguaya del mañana.
Nuestra memoria incluye géneros, estilos, obras, piezas, canciones, cancioneros, investigación musicológica y archivos, diversas manifestaciones que integran repertorios y prácticas identificados con la creación y la interpretación musical tanto urbana como rural, tanto clásica como popular, tanto individual como colectiva.
Las distintas propuestas sonoras y su organización son también, un ámbito en el que participan diversos actores: creadores (compositores, autores, arregladores), intérpretes (cantantes, instrumentistas, orquestas, coros, directores, bandas, grupos, ensambles, conjuntos), maestros, musicólogos, investigadores, constructores de instrumentos y también comunicadores.
Asimismo, instituciones gubernamentales y no gubernamentales de salvaguarda del nuestro patrimonio cultural, promueven, enseñan, difunden o congregan a grupos humanos en torno a una o varias prácticas musicales, incluida la danza y el baile.
Como actores y receptores de estímulos musicales proponemos, en el Día del Patrimonio, reconocer y reconocernos en la voz inconfundible de una intérprete singular, nacida en el interior del país como lo fue Amalia de la Vega. (Melo, 1919- Montevideo, 2000), figura fundamental en la búsqueda de nuestras identidades sonoras.
Proponemos un Día del Patrimonio en el que además de compartir la práctica y la audición de la música, se promueva y se desarrolle la reflexión, el diálogo, el intercambio de experiencias de los procesos de producción de nuestro patrimonio sonoro y el reconocimiento a los intérpretes y compositores de dimensión local muchas veces desconocidos en la dimensión nacional.