2.1. Caracterización general y relevancia del ecosistema
El bosque uruguayo, se extiende en aquellas zonas que ofrecen condiciones favorables (en ge- neral zonas donde encuentra humedad más constante, mejor profundidad de arraigamiento). El bosque nativo alberga una alta cantidad de especies, tratándose de una fuente relevante de la diversidad biológica por lo que el país se ha comprometido a asegurar su conservación. Se han identificado 120 especies arbóreas y 140 especies arbustivas en su composición botánica además de 115 especies de helechos. De las 458 especies de aves identificadas en Uruguay, 232 se encuentran muy relacionadas al bosque. De la misma forma, el 50% de los mamíferos descriptos en el país se desarrollan en un hábitat de bosque nativo. Se han identificado 455 especies, definidas como prioritarias para la conservación, que se encuentran estrechamente vinculadas al monte nativo(1) (MVOTMA, 2010).
Ocurre una marcada diferenciación en la composición florística entre el norte y sur del país, con zonificación micro climática en el perfil, fragmentación en el territorio (presente en cursos de agua, quebradas, a lo largo y ancho del país), predominio de bosques secundarios y diversos grados de degradación por invasión de exóticas, sobrepastoreo, entre otros (Escudero, 2004).
En países como Uruguay, donde la economía depende fundamentalmente de los recursos na- turales es necesario conservar y manejar la biodiversidad prudentemente (Brazeiro, 2015). El bosque nativo es un ecosistema biodiverso, que se presenta asociado a los biomas pampa y chaco y cubre aproximadamente un 5,2 % de la superficie agropecuaria del país, casi 850.000 hectáreas con tendencia al aumento. Además de brindar servicios ecosistémicos, el bosque es una fuente tradicional de productos y servicios de valor económico, y de formas de vida de subsistencia, de recreación y turismo.
Siguen algunos retos como pérdida de superficie boscosa en algunas zonas y tipos de bos- ques (bosques de parque, palmar, psamófilo) amenazados o en estado de relicto, amenazas por especies exóticas invasoras (EEI), degradación por presión de ganado, incendios y ero- sión del suelo y deforestaciones ilegales. Al otro lado existen avances de bosques nativos en predios con menos stock de ovejas y no se ha definido como tratar los avances en una forma equilibrada entre el interés comercial (pradera) y ambiental (bosque – pradera).
Con el estado de conocimiento a la fecha, se considera que existen unos cinco tipos de bos- que, clasificados en función de su ubicación topográfica como por su composición específica: fluvial (asociado a los cursos de agua en planicies), quebrada (asociados a cursos de agua in- termitentes en quebradas del norte y del este), serranos (en serranías rocosas), parque (for- maciones arbóreas asociadas a las planicies del Río Uruguay) y palmares (Nebel, 1997; Costa y Delgado, 2001; Escudero, 2004; Soutullo et al., 2010).
Los bosques uruguayos en general son pluriespecíficos, con especies que han demostrado adaptarse muy bien a las zonas que se encuentran, se pueden encontrar individuos de todos los estratos etarios. Son individuos sanos ya que no se reconocen plagas que hayan causado problemas graves en el monte nativo. Las especies nativas en su mayoría son de lento creci- miento por lo cual el bosque tardara cientos de años en llegar a un estado de maduración.
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