Segunda transición energética y movilidad eléctrica

Uruguay avanza hacia la descarbonización con la meta de neutralidad de emisiones para 2050. Esto implica reemplazar fuentes fósiles por alternativas limpias. Con una matriz eléctrica mayormente renovable, el país busca expandir su potencial eólico y solar. La movilidad sostenible y el hidrógeno verde son pilares clave en esta transformación, que apunta a posicionar a Uruguay como exportador de energías renovables. Sin embargo, el desafío persiste, especialmente en el sector del transporte, donde la movilidad eléctrica emerge como solución clave para un futuro más sostenible y próspero.

Uruguay viene liderando en el camino hacia la descarbonización, apuntando a lograr la neutralidad de emisiones de efecto invernadero para 2050. Pero ¿qué significa descarbonizar la economía de un país? Implica reemplazar fuentes de energía fósiles por otras que sean libres de emisiones o neutras en carbono.

El mundo debe avanzar en esa dirección para mitigar así los efectos de los aumentos de temperatura previstos por las emisiones de gases derivados de los combustibles fósiles. Nuestro país puede estar entre los líderes en las transformaciones necesarias para este objetivo.

Uruguay se destaca por haber descarbonizado su matriz de generación de electricidad, basada principalmente en fuentes renovables. Actualmente, el país puede abastecer casi la totalidad de su demanda eléctrica con generación renovable (hidroeléctrica, eólica, biomasa y solar), y es considerado por muchos como un modelo a seguir. Sin embargo, el camino hacia las energías renovables no debe detenerse en lo ya logrado. Uruguay cuenta con un fuerte potencial eólico aún por desarrollar, así como una fuente solar que ofrece condiciones óptimas de costos y complementariedad con la potencia instalada. Las tecnologías de almacenamiento en desarrollo multiplicarán este potencial.

Estas son oportunidades que el país debe aprovechar con visión de futuro, consciente de las necesidades del presente. Por ello, se habla de la segunda transición energética, que busca minimizar la participación de los derivados del petróleo en la matriz energética total, generando nuevas oportunidades de inversión y exportación.

Esta segunda transición se apoya en dos pilares fundamentales: la movilidad sostenible y la economía del hidrógeno verde. En la actual administración se está trazando la hoja de ruta para el desarrollo del hidrógeno verde y combustibles sintéticos, con el objetivo de posicionar a Uruguay como un país exportador de energías renovables.

Sin embargo, no es posible avanzar en este sentido sin atender los desafíos que implica continuar descarbonizando la economía. Actualmente, más del 40% de la matriz energética total del país depende aún de fuentes fósiles, y dos tercios de ese porcentaje se explican por el transporte. Es aquí donde se inserta otro pilar crucial de la transformación: la movilidad eléctrica.

Es necesario impulsar un cambio hacia la cultura de la movilidad sostenible, que incluya no solo vehículos eléctricos en diversos formatos, sino también nuevos modelos de uso y negocios en el marco de un ecosistema de movilidad renovado. Este compromiso no solo es con la ciudadanía, sino también con la sustentabilidad ambiental y el crecimiento económico del país.

 

 

 

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