Florencio Sánchez

17/1/1875 - 7/11/1910
Nace en Montevideo, el 17 de enero de 1875 en una casa de la entonces calle Agraciada de Montevideo. Es el primogénito de una pareja prolífica. Su familia - de condición modesta, sin antecedentes literarios y de filiación política blanca- por avatares económicos y políticos vive alternadamente entre Treinta y Tres, Minas- en la que completa la escuela y transcurre su adolescencia- y brevemente en Montevideo donde cursa estudios en un liceo privado. Su formación es esencialmente autodidacta. En 1890 lo designan escribiente en la Junta Económico-Administrativa de Minas. Ese cargo le permitirá iniciarse en el conocimiento de los ambientes, costumbres y mentalidades campesinas y pueblerinas. Por unos meses escribe breves notas satíricas sobre situaciones y personajes lugareños con el seudónimo Jack (en alusión al ‘Destripador’) en el minuano periódico blanco La Voz del Pueblo. Destituido de su cargo comunal -por la irritación de sus jerarcas ante las notas periodísticas burlonas- viaja a La Plata, Argentina, y se emplea en la Oficina de Estadística y Antropometría lo que lo pone nuevamente en contacto con el proletariado urbano.
En 1894 se clausura la oficina y regresa a Montevideo. Escribe gacetillas en El Siglo y es reportero en La Razón, dirigido por Carlos María Ramírez, quien advierte sus valores. Publica cuentos con el seudónimo Ovidio Paredes. En 1897 participa como alférez en la revolución saravista contra el presidente Borda. Redacta y confecciona el periódico manuscrito de campaña El Combate, bajo los seudónimos Juan el Tano y Roberto el Diablo. Deserta por discrepancias con su jefe de división, pasa a Brasil, y regresa a La Razón en Montevideo. Colabora con El Nacional, dirigido por Eduardo Acevedo Díaz, y traduce artículos de Le Fígaro con su rudimentario francés. Frecuenta teatros, cafés como el Polo Bamba y cenáculos como la Torre de los Panoramas. Se afilia al Centro Internacional de Estudios Sociales- de inspiración en el pensamiento anarquista de Enrico Malatesta- en el que ganará un concurso con el esbozo ¡Ladrones! (probable borrador de Canillita). Estrena allí Puertas Adentro, scherzo en un acto, sin éxito de crítica. En 1898 viaja a Rosario y se desempeña como secretario de Redacción de La República, dirigido por Lisandro de la Torre. Por unos meses es director y redactor de El Teléfono, de orientación blanca, en Mercedes, Soriano. Regresa a Buenos Aires, donde lleva una vida bohemia en el ambiente periodístico-literario. Entre otras publicaciones, escribe como crítico teatral en El País, dirigido por Carlos Pellegrini. Colabora con la revista literaria La Alborada de Montevideo, con los seudónimos Luciano Stein y Jack The Ripper (aunque este último alias es puesto en duda por Roberto Ibañez).
En 1900 publica en El Sol las tres Cartas de un flojo -sobre sus experiencias en las patriadas saravistas, su desencanto ideológico respecto a las posturas políticas tradicionales y su alineamiento con las corrientes anarquistas- las que leerá en el Centro Internacional de Estudios Sociales. Un año después colabora en Caras y Caretas. Se vincula con la intelectualidad porteña en peñas como las de la cervecería El Aue's Keller o el café Los Inmortales: Joaquín de Vedia, José Ingenieros, Evaristo Carriego, etc. Regresa a Rosario y se relaciona con grupos anarquistas y movimientos obreros provinciales. Reingresa a La República, que tiene un nuevo influyente propietario. En 1902 funda La Época, luego de ser despedido de La República por solidarizarse con una huelga de los gráficos. El intendente municipal de Rosario prohíbe el estreno de La gente honesta, un sainete de costumbres en el que Sánchez caricaturizaba al propietario de La República. En las inmediaciones del teatro un grupo de canillitas vocea una edición extraordinaria de La Época que incluye el texto del sainete. En esa ciudad se estrena Canillita con muy buen suceso (a los vendedores de diarios los llamaba Los Inmortales del Café con Leche). Retorna a Buenos Aires. Basado en un caudillo riograndense que conociera en la patriada del 97, publica El caudillaje criminal en Sudamérica en los Archivos de Siquiatría y Criminología, revista dirigida por José Ingenieros. Gerónimo Podestá estrena con crítica consagratoria M’hijo el Dotor en el prestigioso Teatro Comedia de Buenos Aires (1903), con un elenco de primera línea (Gran Compañía Lírica Dramática Nacional), manteniéndose en cartel más de un mes.
Se casa por iglesia con la argentina Catalina Raventos. Al año siguiente G.Podestá reestrena Canillita y presenta Cédulas de San Juan en Buenos Aires (vende las tres obras referidas a los hermanos Podestá). Es secretario de Redacción de Tribuna. Colabora en La Opinión, El Gladiador y La Protesta. Angelina Pagano pone en escena La pobre gente y La gringa. Escribe en Montevideo Barranca Abajo, la que es representada en 1905 por los hermanos Podestá en el Teatro Apolo de Bs.As. Se la considera su obra mayor. Su personaje, el viejo Don Zoilo, ha sido calificado como el Rey Lear de la Pampa. Sánchez vende Barranca Abajo a José J. Podestá, con lo que compra una vivienda en Banfield, en las afueras de Bs.As. Ese año J.J. Podestá estrena Mano Santa, En familia y Los muertos. En 1906 se presenta por una compañía española El conventillo, sainete que se haya extraviado. Los hermanos Podestá estrenan El desalojo, y la Compañía Serrador-Mari hace lo propio con El pasado, obra que produce controversias. Por su parte, el sainete Moneda falsa obtiene solo una mención honorífica en un concurso, lo que provoca un escándalo dado el gran éxito de público. Se suceden los estrenos en 1907: Los curdas, La Tigra, Moneda falsa, Nuestros hijos. La zarzuela El cacique Pichuleo, estrenada por P. Podestá, se pierde al destruir este el libreto por cábala. Viene a Uruguay como corresponsal de La Nación para cubrir el naufragio del barco francés Poitou ocurrido en Rocha.
Escribe Los derechos de la salud en el departamento de Florida, la que será estrenada en Montevideo en el Teatro Solís (primera obra suya estrenada en su país). La revista argentina Nosotros dedica un número extraordinario a la anterior obra a comienzos de 1908. Se vota un proyecto de pensión en Diputados presentado por José Enrique Rodó. Brinda una conferencia en el Ateneo sobre el teatro nacional. Se representa en el Teatro Urquiza Nuestros hijos en italiano: Nostri figli, la que es aclamada. La Compañía de Zarzuelas de Arsenio Perdiguero estrena Marta Gruni en el Teatro Politeama de Montevideo. El público de Florida rechaza Nuestros hijos por inmoral, siguiendo los consejos de una comisión de damas católicas. Florencio Parraviccini estrena Marta Gruni en Bs.As. Colabora con el periódico anarquista La Protesta Humana a raíz de episodios sangrientos del 1° de mayo de 1909 en Bs.As. Su último estreno será Un buen negocio, simultáneamente en Montevideo y Bs. As. Ante la demora del Senado uruguayo en votar la pensión, el presidente Williman lo designa Comisionado Oficial del Gobierno Uruguayo para estudiar la participación de nuestro país en la exposición artística mundial de Roma. Se celebran banquetes de homenaje en el París Hotel de Bs.As. y en el Hotel Lanata de Montevideo. En setiembre parte hacia Europa en el Príncipe di Udine. Llega enfermo de tuberculosis. Visita Génova, Milán, Roma (ciudad en la que lo recibe su amigo el embajador Eduardo Acevedo Díaz). Envía notas a La Razón de Montevideo. Viaja a Niza con el producido de la venta de I morti. De regreso en Milán se encuentra con Batlle y Ordóñez. Viaja hacia Suiza en silla de ruedas, acompañado por Santiago Devic, para internarse en un hospital; es rechazado en los hoteles. Sufre un colapso en Pavia y se detiene en Milán.
Muere en el hospital religioso Fate Bene Fratelli, el mismo año que Julio Herrera y Reissig. Es enterrado en el Cementerio Mussocco de Milán, sin velatorio y en una sepultura sin cruz. Por disposiciones sanitarias italianas sus restos no podrán ser repatriados de inmediato, lo que sucederá diez años más tarde al llegar a Montevideo en enero de 1921. Es velado en el Teatro Solís con honores oficiales y enterrado en el Panteón Nacional del Cementerio Central. Es considerado el fundador de la dramaturgia nacional, validada en las dos márgenes del Río de la Plata. No obstante, algunas voces han sido cautas en torno al mito de su figura; Emir Rodríguez Monegal afirmó: "Se pudo ver entonces con toda claridad que se había estado adorando a un ídolo que dependía más de los falaces prestigios de la memoria o de la intermitente prueba de restauración escénica que de una viabilidad dramática indiscutible". La Asociación de Críticos Teatrales consagra con su nombre el gran premio a la actividad teatral de Uruguay. La plaza Florencio Sánchez del Parque Rodó luce un busto del dramaturgo realizado por Luis Cantú; otra escultura, de José Luis Zorrilla de San Martín, se halla en el Museo Nacional de Artes Visuales. En Paysandú se encuentra el Teatro Florencio Sánchez, y en el Cerro de Montevideo el Centro Cultural Florencio Sánchez. Una ciudad de Colonia lleva su nombre, al igual que una calle de Montevideo.
Ocupantes
José Pedro Segundo
Elegido el 6 de marzo de 1943.
Tomó posesión el 2 de abril de 1943.
Falleció el 23 de mayo de 1952.
Eduardo Blanco Acevedo
Elegido el 16 de mayo de 1952.
Tomó posesión el 11 de julio de 1952.
Fue designado Académico de Honor el 12 de agosto de 1969.
Falleció el 7 de julio de 1971.
Arturo Sergio Visca
Elegido el 16 de setiembre de 1969.
Tomó posesión el 30 de setiembre de 1969.
Falleció el 8 de diciembre de 1993.
Wilfredo Penco
Elegido el 26 de mayo de 1994.
Tomó posesión el 9 de junio de 1994.
