Paula Martínez
El 10 de marzo de 1853, cuando el humo de la Guerra Grande aún no se había disipado, por ley se creaba el pueblo de Treinta y Tres. Gobernaba el presidente Juan Francisco Giró y en su expedición por el interior del país buscaba concretar obras que fomentaran la paz y la reconciliación. Muchos vecinos de la zona le manifestaron la necesidad de la existencia de un centro poblado. El artículo 1 de la ley de fundación dice: «En la confluencia del Yerbal Grande con el río Olimar, inmediato al ángulo formado por la margen izquierda de uno y otro río, sobre un área superficial de una legua cuadrada se creará un pueblo que se denominará de los Treinta y Tres». Y es esa cercanía con el río Olimar que se describe allí la que determina el gentilicio por el cual conocemos a los habitantes de Treinta y Tres: olimareños.
Dos años después de promulgada dicha ley, agrimensores practicaron la mensura de una legua cuadrada de campo donde se levantaría el nuevo pueblo. En 1866 Treinta y Tres se conectó con Montevideo a través de un servicio de diligencias. En 1884 se creó el homónimo departamento de Treinta y Tres, del cual esta ciudad se transformó en capital. En 1912 llegó la conexión ferroviaria con Montevideo y las distancias se acortaron en tiempo y noticias.
Treinta y Tres se caracteriza por sus amplias veredas, barrios de casas bajas y frondosos árboles (plátanos, fresnos, ibirapitá y también palmeras entre otras especies pueblan la ciudad). La plaza 19 de Abril, donde se encuentra el monumento a los Treinta y Tres Orientales realizado en mármol negro, blanco y rosado, se ubica en el centro. En 2017 se realizó un llamado público para una profunda remodelación y en 2023 comenzaron los trabajos. En ella se ubica el Monumento a la Libertad, de mármol blanco y formas modernistas; el Obelisco a los Fundadores de Treinta y Tres con una altura de 45 metros es la construcción más alta de la ciudad desde que fue inaugurado en 1954. Frente a la plaza se puede apreciar la Parroquia San José Obrero. Un edificio con fachada de ladrillo e interiores neoclásicos que es Monumento Histórico Nacional.
Rubén Lena (creador de «A Don José» entre otros himnos culturales) nació en Treinta y Tres, también Los Olimareños (José Luis Guerra y Braulio López), el baterista Gonzalo Farrugia (Psiglo, Niquel), los escritores Gustavo Espinosa, Serafín J. García y Julio César da Rosa, entre otros. Treinta y Tres tiene historia con las letras y con la música, además de su pasión por la guitarra criolla, talleres activos de recuperación de acordeones y bandoneones. Hay una gran colección pictórica de acceso público en el Museo Agustín Araújo; también puede visitarse el Centro Cultural Democrático y disfrutar de muestras e instalaciones artísticas. Las diversas disciplinas de las artes encuentran en Treinta Y tres una ciudad que sirve de base e inspiración para su producción y difusión.
Paula Martínez. La presencia del arte y la expresión ha sido una constante en su vida, a través de talleres y estudios formales. Actualmente, se refleja en sus estudios terciarios en arquitectura y como licenciada en artes visuales, además de su trabajo como ilustradora y diseñadora gráfica. Tiene un fuerte interés por las relaciones entre el arte, la ciudad, la educación y su impacto y relación con la sociedad en su conjunto.