Manual de Manejo de Bosque Nativo en Uruguay

8.2. Sobrepastoreo

El ganado interactúa con los bosques de diversas formas, pasando a menudo a través de estos en busca de sombra, agua y forraje en periodos en que disminuye la productividad de los pas- tizales, como lo son períodos secos (Belsky et al., 1999; Etchebarne y Brazeiro; 2016).

Belsky et al. (1999); Hernández et al. (2000) citan que el ganado podría tener importantes efectos en la estructura y dinámica de los bosques, con impactos negativos sobre la conser- vación de la vida silvestre, la calidad del agua, del suelo y por tanto la provisión de servicios ecosistémicos.

El pisoteo genera en el sotobosque compactación del suelo, aumento de la escorrentía y reducción de la disponibilidad de agua lo que puede afectar el establecimiento de la plan-  ta, su supervivencia y ocasionar seleccionando de especies resistentes al mismo, así como generar nuevos sitios de colonización que podrían ser aprovechados por plantas exóticas invasoras. Mientras que el pastoreo genera daño en las plantas aumentando su susceptibi- lidad a enfermedades o mortalidad y reduciendo el crecimiento (Kauffman y Krueger, 2000; Holmgren, 2002).

Según Simón et al. (1998), el nivel de los efectos depende del tipo de ganado, el número de in- dividuos, el régimen de pastoreo y la cantidad y calidad de forraje disponible fuera del bosque. Sin embargo en Uruguay el bosque nativo en general ha mantenido un equilibrio histórico de supervivencia mutua entre bosque-ganado.

Experimentos con exclusión de ganado en bosques pastoreados han evidenciado la recupe- ración del suelo, el aumento de la cobertura de hojarasca y herbáceas nativas así como la disminución en la compactación y erosión del suelo y el aumento en la densidad de plántu- las. También promovió cambios en la composición de especies y en la abundancia relativa de plántulas y árboles juveniles, lo que podría influir a mediano y largo plazo en la dinámica y sucesión de los bosques. (Etchebarne y Brazeiro; 2016).

Etchebarne y Brazeiro (2016) encontraron que en un bosque de ladera de Uruguay, la ri- queza de árboles jóvenes en relación a la de árboles adultos por sitio estudiado, tendió a ser mayor en áreas excluidas que en áreas pastoreadas, lo que sugiere que la persistencia 

de algunas especies depende de la exclusión del pastoreo. A su vez, detectaron un efec-   to positivo sobre la densidad de plántulas y árboles jóvenes, resultado consistente con estudios previos en diferentes bosques de Uruguay, incluyendo el de la población de pal- meras de Butia odorata en Rocha donde la regeneración y establecimiento de las mismas se vio afectada por las altas dotaciones de ganado, disminuyendo considerablemente la cantidad de individuos en fase de regeneración (Baez y Jaurena, 2000) y el de un bosque  de la laguna Negra dominado por Phytolacca dioica, donde además también aumentó la presencia de herbáceas, arbustivas y trepadoras en el sotobosque al excluir el ganado (Rodríguez-Gallego, 2006).

El pastoreo no es una amenaza hacia el bosque si se busca un equilibrio entre pastoreo y la pre- sencia de bosques. La presencia de ganado puede mejorar la diversificación de especies y el bos- que protege el ganado. Un buen equilibrio por la tanto debe permitir la regeneración natural de las especies nativas según su composición natural. La regeneración natural es el mejor indicador para saber si la pastura está en un estado de equilibrio o si está sobrepastoreado.

Otros señales de sobrepastoreo son la erosión del horizonte A del suelo, señales de pisoteo fuerte, desaparición de material orgánico en el suelo, erosión fuerte de la pradera, pasto corto durante todo el año y aparición fuerte de especies de gramíneas no palatables. En este caso el productor debe buscar la disminución de ganado temporalmente.

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