Emilio Oribe (13/04/1893 - 24/05/1975)

EMILIO ORIBE
(13/04/1893 - 24/05/1975) (*)
Nació en Melo. Por línea paterna tenía origen vasco -su padre era comerciante- y provenía de la misma estirpe que el Gral. Manuel Oribe; la familia de su madre -de apellido Coronel- descendía de gauchos y caudillos. En la escuela de Melo fue amigo de quien sería después Juana de Ibarbourou. Se crió en el campo donde conoció a Aparicio Saravia, a gauchos viejos de la Guerra Grande, Quinteros, revolución del 70, y adhirió a la divisa blanca. De adolescente fue a estudiar a Montevideo. En Cerro Largo, formó parte de un grupo intelectual juvenil junto con Justino Zavala Muniz, Juana de Ibarbourou y Casiano Monegal. A los dieciséis años, escribió en La Razón de la capital artículos en defensa del indio americano, con el seudónimo Ismael Velarde. En 1912 representó a Uruguay en el Congreso de Estudiantes Americanos de Lima, y publicó su primer libro de versos Alucinaciones de belleza. Se recibió de médico en 1919, sin mayor vocación. Fue uno de los oradores en el sepelio de Washington Beltrán (1920). Ese mismo año, realizó un viaje de perfeccionamiento por Europa con su flamante esposa, motivo por el cual fue designado Agregado Científico a la Legación uruguaya en Bélgica. De este y otros viajes conocerá a Pablo Picasso, Paul Valéry, Henry Bergson, entre otros. A su regreso, en julio de 1923, junto a José Cúneo, Bernabé Michelena, Carmelo de Arzadun, Alberto Zum Felde, Justino Zavala Muniz, Enrique Dieste, Juan Parra del Riego, Enrique Casaravilla Lemos, Eduardo Dieste y otros, labraron el acta fundamental del movimiento Teseo en el café Tupí Nambá, del que surgirían el Boletín de Teseo y un sello editorial afín.
Abandonó su profesión dedicándose a la docencia de la filosofía en Enseñanza Secundaria. Primero en Santa Lucía y San José (1925) y luego en Montevideo, como profesor sustituto de Filosofía en la Sección Secundaria de la Universidad, después fue profesor titular de Filosofía en el Instituto Vásquez Acevedo y en liceos privados. Ejerció también como profesor de literatura en la Universidad de Mujeres. Entre 1928 y 1933 fue vocal y subdirector del Consejo Nacional de Enseñanza Primaria y Normal, desde donde fomentó el Plan Dalton y el Plan Clemente Estable; una Colonia de Vacaciones para estudiantes de Enseñanza Primaria y Normal lleva su nombre en Piriápolis. En 1929 fue electo Diputado, pero renunció de inmediato. Repudió la dictadura de Terra y dedicó un canto elegíaco a Baltasar Brum. Asumió la cátedra de Filosofía del Arte en la Universidad de la República (1938). La FEUU proclamó su candidatura para la Rectoría de la Universidad (1941). Frecuentó a exiliados españoles llegados a Montevideo, Federico García Lorca, Juan Ramón Jiménez, Rafael Alberti y otros. Trabó amistad con personalidades como Carlos Vaz Ferreira, Jorge L. Borges, Pablo Neruda, Gabriela Mistral, Stefan Zweig. Viajó a los Estados Unidos en 1942, donde brindó conferencias en Yale y Berkeley. Durante la Segunda Guerra Mundial fue presidente de la Asociación Mundo Libre; rechazó el fascismo y el estalinismo. Después de la guerra, se desempeñó como asesor de la UNESCO en materia intelectual con Juana de Ibarbourou, Esther de Cáceres y Carlos Sabat Ercasty.
Colaboró activamente con la revista Hiperión y más tarde con Anales del Ateneo. A juicio de Ana Inés Larre Borges, Oribe fue uno de los mentores en la formación de Idea Vilariño, quien mantuvo con él una relación discipular y amorosa. Al crearse en 1945 la Facultad de Humanidades y Ciencias integró el primer Consejo y, dentro de la Licenciatura en Filosofía, dictó la Cátedra de Estética. Contribuyó con la donación de su biblioteca particular de 4000 volúmenes para sentar las bases de la biblioteca de la nueva Facultad. Su voluminosa colección de discos la donó a la Biblioteca y Museo Pedagógicos (La Sala de Arte lleva su nombre). Integró el núcleo inicial de académicos de número de la Academia Nacional de Letras designados por el Poder Ejecutivo en 1943, y ejerció su presidencia (transitoriamente en 1958 y en 1969-1971), ocupando el actualmente denominado sillón Eduardo Acevedo Díaz. Viajó a Inglaterra comisionado por el gobierno uruguayo (1949), Cuba y México (1951) donde intervino en el Congreso de las Academias de la Lengua. Promediando la década del cincuenta viajó a Ginebra, India, Grecia y Turquía. En 1958, al producirse el deceso de Carlos Vaz Ferreira, decano de la Facultad de Humanidades y Ciencias, fue electo por el Consejo para completar el período reglamentario (enero de 1958 – octubre de 1959). En 1959 reunió y prologó las páginas que María Eugenia Vaz Ferreira había desechado para la edición de 1925, bajo el nombre La otra isla de los cánticos (71 poemas). Ese mismo año ocupó la vicepresidencia del VI Congreso Interamericano de Filosofía en Buenos Aires.
En 1963 se le otorgó el Premio Nacional de Literatura del Ministerio de Instrucción Pública. Un año después se le distinguió como Doctor Honoris Causa de la Facultad de Humanidades. Recibió del Ministerio de Educación y Cultura el Gran Premio Nacional de Literatura por su trayectoria intelectual y vasta obra (1970). Paralelamente a su carrera universitaria, desarrolló una amplia trayectoria como poeta y ensayista. Su reflexión se centraba en las condiciones y las posibilidades de la meditación metafísica y el ser de la poesía, con una posición contraria al positivismo y al materialismo. De un modo general su pensamiento está unificado en la postulación del principio ordenador del universo -el Nous, inspirado en Anaxágoras- en el que se concilia la razón, el espíritu, la vida y todas las formas superiores del ser y del valor. Representa esta posición una Filosofía de la Idea en las antípodas de Rodó y Vaz Ferreira (según Arturo Ardao), pues el Nous se confunde con la Divinidad, pero dominada por rasgos de la razón. En este aspecto su obra contribuyó a la profundización de una doctrina conceptual de la belleza y el arte, y un nutrirse de las fuentes clásicas en la metafísica, lógica, moral y estética. Conocedor de los grandes poetas modernistas americanos, aprendió francés para leer a los poetas simbolistas y traducir a Valéry. Después de distanciarse del modernismo, cultivó una poesía de variados temas, conceptual, vanguardista, dirigida hacia el ultraísmo. Un sector de la ‘’Generación del 45’’ expuso una crítica desfavorable hacia su obra. Por ejemplo, para Mario Benedetti, sus versos en algunos casos eran de ‘frialdad indeclinable’.
De su extensa producción poética puede mencionarse: El castillo interior (1917); El halconero astral (1919); El nardo del ánfora (1926); El canto del cuadrante (1938); La luz defendida (1939) y Rapsodia bárbara (1953), inspirada en el asesinato en 1870 de Justo José de Urquiza, a manos de uno de los ancestros de la madre del poeta, Nicomedes Coronel. La colina del pájaro rojo (1925) es uno de sus libros más reconocidos por la crítica, característico de una etapa previa a la síntesis que realizó entre reflexión y poesía. En filosofía se caracterizó por la escritura mediante aforismos y posiciones claramente idealistas. En su obra ensayística se destacan: Poética y plástica (1930); Hacia una escuela de belleza (1932); La teoría del Nous (1934; Premio anual del Ministerio de Instrucción Pública) y Tres ideales estéticos (1958). Compuso estudios de crítica literaria sobre Herrera y Reissig, María Eugenia Vaz Ferreira, Góngora, y otros. Es considerado un integrante de la llamada Generación del Centenario, junto a Líber Falco, Sabat Ercasty y Francisco Espínola, entre otros. Horacio Torres pintó su retrato y los escultores Bernabé Michelena y Eduardo Yepes esculpieron su busto. Algunos de sus textos fueron musicalizados por Luis Cluzeau Mortet, Eduardo Fabini, Jaurés Lamarque Pons. En sus últimos años vivió en una habitación del Hotel Cervantes. Falleció hace cincuenta años en Montevideo, sus restos se encuentran en el cementerio de Melo.
E. W.
(*) - FUENTES CONSULTADAS:
-Sitio web de Autores del Uruguay, sobre Emilio Oribe
- Sitio web de Anáforas, sobre Emilio Oribe
- Sitio web de Historias Universitarias, sobre Emilio Oribe
- Nuevo Diccionario de Literatura Uruguaya 2001. Montevideo. Alberto Oreggioni-Ediciones Banda Oriental.
- Mercader, A. (1993). Prólogo a Edición Conmemorativa del Centenario de su nacimiento. Montevideo. Ministerio de Educación y Cultura.
- Visca, A. S. (1965). Prólogo a Antología Poética. Montevideo. Universidad de la República.