Justificación

Convocatoria Día del Patrimonio 2024

El Ministerio de Educación y Cultura a través de la Comisión del Patrimonio Cultural de la Nación convoca la realización de la trigésima edición del Día del Patrimonio con el lema "El vino como tradición: inmigración, trabajo e innovación", y el reconocimiento de dos personalidades relevantes en la historia de la vitivinicultura en el Uruguay los señores Francisco Vidiella y Pascual Harriague.

El vino como tradición: inmigración, trabajo e innovación

El vino guarda consigo una larga experiencia que involucra tradiciones diversas, asociadas con distintas comunidades y culturas. La producción de la vid y sus celebraciones, la organización del territorio con ese propósito, sus posteriores transformaciones de base artesanal o industrial, la comercialización y, finalmente, el vínculo del vino con las distintas formas de vida y prácticas de consumo definen un conjunto de bienes –materiales e inmateriales- que permiten hablar de un verdadero patrimonio del vino.

En Uruguay, la producción del vino cuenta con una experiencia propia, resultado de procesos singulares que le imprimieron identidad y carácter, así como una historia algo diferente a la de otros países de la región. La inmigración conforma un primer elemento diferenciador, así como el trabajo de base familiar que aporta una especial impronta a los sucesivos procesos de organización y escala empresarial. El trabajo, en compromiso familiar, se abre a la innovación en las últimas cuatro décadas, para ofrecer productos de alta calidad y superación continua.

La identificación de distintos bienes en relación al vino, como parte de nuestro patrimonio cultural, es una tarea de larga proyección histórica, ya que pueden observarse valiosas piezas de los procesos productivos en distintos museos del país, un reservorio documental que se ubica en las sedes de los diferentes emprendimientos privados y en archivos públicos, así como también en la protección alcanzada por algunas antiguas bodegas como monumentos históricos. No obstante, es necesario un mayor esfuerzo para la valoración de diferentes paisajes culturales en relación a la producción vitivinícola, así como promover la puesta en valor de nuevos bienes asociados. El Día del Patrimonio es una buena oportunidad para estos propósitos.
 

Biografías
 

Retrato de don Francisco Vidiella

Francisco Vidiella

Francisco Vidiella nació en Montroig, provincia de Tarragona, España, el 21 de febrero de 1820. A los diecisiete años emigra junto con sus padres y llegan primero a Montevideo, pasando al poco tiempo a la entonces Villa de Salto, donde instalan una pulpería en la plaza principal.

Con inteligencia y contracción al trabajo, Vidiella logra expandir el negocio familiar a Uruguayana y acrecienta su fortuna, lo que le permite pasar a Montevideo y establecer la razón social Vidiella y Cía.

En los primeros años de la década de 1870 realiza un largo viaje a Europa donde se interesa especialmente por los establecimientos vitivinícolas que observa por España, Portugal y las orillas del Rín. Allí elabora la idea de establecer en Uruguay una industria del vino.
Trae de su viaje numerosos sarmientos que planta en su granja de la localidad de Colón. Luego de varios años y de numerosos ensayos y experimentos de aclimatación, logra dar por fin en 1883 con un tipo de cepa que se adapta a nuestro territorio, que se llamó «uva Vidiella».

Solo un año pudo Vidiella disfrutar de su triunfo, ya que murió el 25 de febrero de 1884.

En 1891 se inaugura en la plaza de Villa Colón el monumento en su honor, obra de Juan Luis y Nicanor Blanes.
 

 

Retrato de Pascual Harriague

Pascual Harriague

Pascual Harriague, de ascendencia vasca, nació en Hasparren, Francia, el 14 de abril de 1819. Vino a Montevideo en 1838, donde trabajó primero como peón en un saladero del Cerro y luego como dependiente de pulpería en San José. Más tarde se traslada a Salto y establece un pequeño comercio de curtiembre de cueros, transformado en grasería y fábrica de velas y jabones, y opera además con las piedras semipreciosas del departamento. Ya dueño de un gran capital, adquiere el establecimiento rural de La Caballada, y allí se dedica a la agricultura, su principal interés.

Luego de varios intentos con la vinicultura sin obtener los resultados esperados, en 1874 logra traer cepas francesas de Concordia, Argentina, con el nombre «Lorda», que se aclimatan en sus campos de Salto. Dos años más tarde consigue la cosecha de las uvas aptas para realizar vino en su bodega. Estos vinos nacionales llegaron a varios puntos de la república.

La nueva cepa empieza a ser conocida por su apellido, «Harriague», y hoy lo es como «tannat».

El presidente Máximo Tajes les concede una medalla especial a Pascual Harriague y Francisco Vidiella «por su personal constancia y patriotismo en la solución de un problema que interesaba tanto al país».

Harriague muere en París el 14 de abril de 1894.
 

Afiche Día del Patrimonio 2024

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