Arte Cartográfico

Andrea Borrazás

Ciudad de Rocha

A fines de 1792 se comenzaron a construir algunas casas con cimiento de piedra, paredes de ladrillos y techos de paja en donde hoy se ubica la ciudad de Rocha. En total fueron 23 las pequeñas casas de dos habitaciones, sala, dormitorio y cocina aparte. En 1793 llegaron a ocuparlas 22 familias colonas, principalmente gallegas y asturianas, que tenían la misión de poblar la región y con ello intentar frenar el avance portugués por la vía de los hechos. Originalmente estas familias salieron de salieron de un puerto del norte de Galicia —previsiblemente Ferrol o Ribadeo— con la misión de poblar la Patagonia, pero el barco que las traía terminó dejándolas en el puerto de Maldonado, y fue así que la Corona española definió este nuevo destino para ellas. El mismo año de su llegada se construyó el primer edificio, la capilla Nuestra Señora de los Remedios. Se pensaba que un centro poblado pacificaría la región y sería un punto de referencia leal a la Corona para la población que habitaba desperdigada estos parajes.

A las 22 familias fundadoras muy pronto se reunirían otros colonos de la misma procedencia hasta alcanzar un total de cincuenta familias. Con el tiempo, Rocha se constituyó como una villa perfectamente amanzanada, con fachadas planas y continuas, calles empedradas. El centro histórico de la ciudad se mantiene relativamente así, e incluso puede verse el Ranchito de Pianni, una de las primeras casas, terminada en 1801, que se mantiene en pie y con un buen nivel de conservación. Ese mismo año fue nombrada la primera autoridad civil de la villa, el alcalde Miguel Antonio Zelayeta.

Los vecinos juraron la Constitución de la nueva república en la plaza principal en 1830, y el crecimiento de la villa se aceleró. Son destacables la apertura de escuelas y también la búsqueda de la reconciliación entre vecinos que habían combatido con divisas rivales durante la Guerra Grande. Para 1870, existían ocho escuelas en el departamento y dos liceos fundados por inmigrantes. La educación y la búsqueda de la reconciliación son dos grandes pilares de la sociedad rochense de ese momento. La influencia de la inmigración se hace notar y en 1876 se funda la Società Italiana Di Rocha-Fratellanza. Los «tanos» que llegaban a la ciudad eran allí recibidos y ayudados a insertarse en la comunidad. Muchos se integraban a la vida comercial o a la producción agrícola en los bordes de la ciudad. También surgen la Sociedad Española y la Sociedad Cosmopolita, ambas prestan servicios a inmigrantes de igual manera y así enriquecen también a la sociedad receptora.

En 1910 se inaugura el Teatro 25 de Mayo, un edificio ecléctico con capacidad para cuatrocientos espectadores que ha recibido y recibe espectáculos locales, nacionales e internacionales y sigue siendo el corazón cultural de la ciudad de Rocha. Un año antes se había culminado la Casa Municipal, un edificio que también responde a los cánones del eclecticismo historicista y que oficia como Intendencia desde su inauguración. Otros edificios icónicos que pueden ser visitados son el Club Social Rocha (1940), el Hotel Arrarte (1908), el Cine 1.° de Agosto (1950) o las plazas Lapeyre —en la que puede verse un mojón limítrofe hispano-lusitano original, tallado hace más de dos siglos en Lisboa—, o Independencia, para disfrutar de su gran arbolado en el centro de la ciudad.

Artistas rochense de renombre hay muchos, entre ellos músicos como los Zucará, Gabriel Núñez Rótulo, Fermín Acosta, Florencia Núñez, Carlos Malo o el dúo Solipalma, entre tantos otros.

Rocha

Andrea Borrazás. Egresada de la Escuela Nacional de Bellas Artes, investiga sobre diversos formatos y técnicas. Se ha desempeñado como realizadora y diseñadora de arte para animación stopmotion, teatro, cine y publicidad. Actualmente centra su actividad en el dibujo participando de exposiciones, publicaciones independientes y ferias gráficas.

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