Exposición de Motivos - RC 2022

4.2 Déficit hídrico en la producción agropecuaria

Impactos sectoriales

Se han estimado pérdidas directas en la fase primaria agropecuaria por US$ 1.809 millones en esta emergencia agropecuaria, siendo en términos históricos las mayores pérdidas registradas de las últimas tres décadas. A continuación, se detalla cómo las distintas actividades agropecuarias han sido afectadas por este evento y una estimación del costo directo de dicho impacto, realizada por la Oficina de Programación y Política Agropecuaria (OPYPA) del MGAP.

Impacto del déficit hídrico

En la actividad lechera, la mayor parte de los costos asociados a la sequía se deben al incremento en los costos de suplementación de la alimentación del ganado. Sin embargo, en el año 2023 también se observó una caída en el nivel de producción de leche a nivel primario, lo que afectó la fase industrial de la cadena. El punto máximo de deterioro fue en febrero 2023, cuando la producción fue 9,3% inferior a la de igual mes del año anterior.

De acuerdo a estimaciones realizadas por el Instituto Nacional de la Leche (INALE), el costo incremental por suplementación alimenticia sería de unos 5,4 centavos de dólar por litro producido en el corriente año, con lo que las pérdidas ascenderían a US$ 113 millones. A su vez, se estimó el impacto total de la sequía en la producción anual de leche en unos 61 millones de litros para 2023, lo que implicaría una facturación de US$ 23 millones menos. Por lo tanto, las pérdidas directas para el sector lechero primario se estiman en US$ 136 millones.

En la actividad ganadera se ha calculado un costo por pérdidas que asciende a US$ 258 millones, ocasionados por la cantidad de terneros que no nacerán por causa de la menor preñez y por el menor volumen de faena. Se estima que la pérdida por menores terneros a nacer en el ejercicio ganadero 2023/24, será de US$ 237 millones. Se considera como supuesto una caída del entore de 4% y del 15% del procreo, lo que implica que nacerán 455 mil terneros menos. A su vez, esto derivará en menor ganado disponible para faena en los ejercicios ganaderos 2025/26 en adelante. 

La pérdida estimada por un menor volumen faenado para el ejercicio ganadero[1] actual 2022/23 es de US$ 21 millones. Se espera que el actual ejercicio ganadero cierre con un volumen de faena menor al que se podría esperar en un escenario sin sequía. Sin embargo, la reducción del volumen faenado, tanto en cantidad de cabezas como en el precio medio de faena, no ha sido tan significativa como se había supuesto en las estimaciones realizadas por OPYPA al inicio de este año. La faena proveniente de ganado de corral ha incidido en la menor caída del volumen faenado en estos últimos meses. En cuanto a la mortandad del ganado en el campo, se espera un leve aumento, con un incremento en la tasa de mortandad del 5% al 5,5% en el ejercicio 2022/23.

Faena

Respecto a la pérdida de peso del ganado en el campo, la misma depende de cada categoría y del crecimiento compensatorio de las pasturas y de los animales. Se presenta como desafío la falta de alimento en invierno y los mayores costos en los que deben incurrir los productores para mantener los ganados en condiciones. Los productores ganaderos han tenido, además, aumentos de costos por la falta de agua en los predios, debiendo agrandar y limpiar tajamares u otras fuentes de agua, excavar nuevos pozos de agua y trasladar agua a los potreros.

Al mismo tiempo, la peor condición corporal de los animales debido a la falta de agua y alimento, implica una mayor vulnerabilidad ante enfermedades, lo que acarrea más riesgo de problemas sanitarios en el ganado.

La necesidad de disponer de alimento para el ganado, genera como se mencionó, aumento de costos por mayor suplementación alimenticia y pérdida de pasturas.

La sequía generó pérdida de pasturas y menor rendimiento forrajero del campo natural. Se estima que se perderá el 35% del área de praderas y que los productores sembrarán el 70% de dicha área con verdeos de invierno para suplir la falta de alimento, lo que equivale a un costo de sustitución de praderas perdidas de US$ 145 millones.

Según estimaciones del Instituto Nacional de Semillas (INASE), en enero 2023 el volumen importado de semillas forrajeras se duplicó respecto a enero 2022 (1.600 toneladas), por lo que no habría problemas de disponibilidad de semillas de avena y raigrás. Sin embargo, en muchas zonas, la falta de agua en el perfil retrasó la siembra de los verdeos, por lo que la disponibilidad de forraje temprano aún es incierta.

Por otra parte, las importaciones de alimentos para animales crecieron sensiblemente entre octubre de 2022 y abril de 2023. La tendencia incluso se profundizará durante los meses del invierno 2023. En este sentido, las importaciones de alimentos para animales se han duplicado en volumen respecto al año previo, y totalizaron US$ 163 millones entre octubre 2022 y abril 2023 (153% más que el año anterior y 158% más que el promedio de los tres periodos previos). De esta manera, los costos incrementales por el efecto de la sequía ya incurridos hasta el 30/4/2023 por la adquisición de estos productos alcanzan a US$ 100 millones.

En lo que respecta a los cultivos de secano de verano, se estima un costo directo de US$ 1.053 millones, consecuencia del área no cosechada y una caída de la productividad de los cultivos cosechados. Se estima un volumen de 2,4 millones de toneladas no cosechadas de cultivos de verano, respecto a lo esperado al momento de siembra.

Concretamente, en el caso del cultivo de soja, la falta de agua ocasionó cultivos de escaso crecimiento vegetativo y cultivos con ausencia de formación de chauchas. La cosecha se retrasó y en promedio se estima una productividad en el entorno de 1.000kg/ha cosechada, el menor registro histórico para el cultivo y sumamente inferior al promedio país de 2.300kg/ha. Existe una alta heterogeneidad entre chacras y problemas de calidad del grano cosechado (humedad, cuerpos extraños). A su vez, el área perdida, no cosechada o con destino a pastoreo animal es importante. En tanto, el precio de la oleaginosa se reduce respecto a meses anteriores, como consecuencia del balance de oferta y demanda internacional.

Productividad de la soja

Respecto al maíz, se reporta un área importante de dicho cultivo destinados a fardos, silopack, y “picado en verde” con destino a alimentación animal, lo cual eleva el área no cosechada de este cultivo. Adicionalmente, se estima que la pérdida por menor productividad supera el 50%, en relación al promedio histórico del país de 5.800kg/ha.

En el caso del arroz, sin embargo, en términos de represa, el agua fue suficiente en líneas generales. El área comprometida inicialmente en el este del país, de aproximadamente 4.000 hectáreas (2,6% del área total), se logró cosechar en su totalidad. Si bien se estima un área no cosechada de 2.000 hectáreas (1,3% del área total), este guarismo se encuentra dentro de lo “normal” para el cultivo.

En general, no hubo afectación de la productividad ya que las condiciones climáticas de temperatura y luminosidad fueron excepcionales. La productividad promedio del país se estimó en 9.336kg/ha (DIEA), similar a las últimas dos zafras (máximos históricos).

Cabe señalar que, en el caso de los cultivos de verano, las indemnizaciones a pagar por coberturas de seguro que cubren el riesgo de sequía (aproximadamente 300 mil hectáreas) totalizan unos US$ 127 millones al momento de redactar este informe, según lo informado por la Comisión Técnica Seguros Agropecuarios conformada por la Asociación Uruguaya de Empresas Aseguradoras (AUDEA) y el Banco de Seguros del Estado (BSE).

El retraso en la cosecha de los cultivos de verano, redujo los tiempos de siembra óptima de los cultivos de secano de invierno. Asimismo, se requieren nuevas lluvias en el litoral oeste del país, que permitan reservas hídricas suficientes para el desarrollo óptimo de un nuevo cultivo. No se han realizado todavía estimaciones de posibles impactos para los cultivos de secano de invierno.

En cuanto a la actividad de viticultura, la mayor parte de los viñedos bajo secano presentaron síntomas de déficit hídrico fuerte a severo (la superficie regada representa el 20% del total). La afectación del área foliar, implica que habrá menor poda en el invierno próximo y es altamente probable que se vea afectado el rendimiento potencial de la zafra 2024.

Se estima una cosecha de 68,7 millones de kg, lo que se traduce en una merma de producción de 28% respecto al promedio de los últimos 6 años, valorada en US$ 12 millones. En contrapartida, se destaca la buena calidad de la uva y su graduación alcohólica. La producción de vinos no se vería afectada dado el stock actual disponible de 40 millones de litros (la cosecha del año 2022 totalizó 104 millones de kg), que cubriría la merma de 2023 y 2024.

Respecto a la forestación, la temporada 2022-2023 presentó riesgo de incendios alto y muy alto en más del 60% de los días. En este contexto, se desarrollaron acciones coordinadas de prevención, mitigación y respuesta entre organismos públicos y privados. Según la Sociedad de Productores Forestales, se registraron al menos 2.400 hectáreas quemadas por incendios sobre un total de 26.000 hectáreas afectadas.

Por otro lado, las pérdidas de las plantaciones de primavera, se estimaron en 5.000 hectáreas aproximadamente. Adicionalmente, las pérdidas por crecimiento anual de plantaciones, que afectarán la disponibilidad futura de la madera, afectaron entre 25-30% el crecimiento medio anual en volumen, con un costo total estimado de US$ 162 millones.

En tanto, respecto del impacto de la sequía en la hortifruticultura, se observa una afectación en los calibres y en la calidad (con mayor presencia de partidas medianas y chicas) y en una reducción de rendimientos de diversos productos. Si bien es un sector con alta participación de área regada, las fuentes de agua de los predios resultaron insuficientes para regar adecuadamente los cultivos[2]. Todo lo expuesto redunda en un menor volumen productivo en los diversos rubros para 2023.

En el caso de los frutales de hoja caduca, las estimaciones de pérdidas productivas se ubican entre 45% y 50% en peras y en manzanas, por debajo de la media de producción de las últimas tres zafras, lo que se traduce en un total de US$ 35 millones.

En cítricos se espera cierto impacto en el volumen producido (producto de menores calibres), que podría traducirse en menor dinamismo de las colocaciones al exterior. Según estimaciones del sector privado, la reducción sería de alrededor de 10% en el volumen productivo respecto al año pasado (una caída de 4% respecto a la media de los últimos tres años), que implican US$ 8 millones de pérdidas.

Medidas adoptadas para mitigar los impactos

Para contribuir a mitigar los efectos causados por la importante sequía en la producción agropecuaria, el gobierno tomó un conjunto de medidas focalizadas que apuntaron a levantar restricciones o a reducir costos en los sectores más afectados. A continuación, se detallan las principales medidas adoptadas y su costo asociado.

En primer lugar, se impulsaron un conjunto de medidas tendientes a mejorar el acceso al crédito de los productores agropecuarios, así como a reducir el costo de financiamiento, en especial a los productores de menor escala. Estas medidas han tenido un costo asociado de US$ 11,5 millones.

Las medidas consistieron en otorgar préstamos a través de República Microfinanzas con tasas subsidiadas con fondos provenientes del Fondo Agropecuario de Emergencias (FAE), y, en algunos casos, con cargo al propio FAE. Además, se dispuso una bonificación en la comisión a pagar para contar con la garantía de SiGa (denominado SiGa Bonificado por Emergencia Agropecuario) y el BROU dispuso el otorgamiento de préstamos con tasas bonificadas y con exoneración total del costo de la garantía de SiGa.

Se otorgaron 573 garantías a través del SiGa por US$ 27 millones (al 4/05/2023), garantizando créditos de capital de trabajo por US$ 40 millones. A su vez, más del 25% de los productores familiares se acogieron a los préstamos subsidiados del FAE. Se otorgaron 4.721 préstamos por US$ 27 millones (al 4/06/2023).

En segundo lugar, se buscó apoyar a los productores por los mayores costos en la suplementación de la alimentación del ganado, entendiendo que este es un punto clave para reducir las pérdidas de los productores ganaderos (mortandad, reducción en el peso de faena, terneros no nacidos, venta a precios bajos). En concreto, el MGAP entregó raciones y fardos a micro productores a través del Plan de Contingencia Alimentaria: 1.316 productores se postularon para recibir este apoyo. A su vez, se eliminaron por 180 días los impuestos aduaneros a los productos e insumos para la alimentación animal y ALUR-ANCAP realizó una donación de burlanda. El conjunto de estas medidas se estima que tiene un costo total asociado de US$ 7,8 millones.

También se tomaron medidas para reducir los costos de energía eléctrica a los sectores del agro y la agroindustria con un uso más intensivo de este factor, tanto para riego como para cámaras de frío. Se otorgaron beneficios comerciales para los productores lecheros e industria láctea, regantes, bodegas y empresas de hortifruticultura con cámaras de frío, con más de 3.600 productores beneficiados por estos descuentos. Otra medida de apoyo fue el otorgamiento de un reembolso de 100% del valor para la compra de bombas de agua solares, paneles y baterías. Estas medidas tuvieron un costo estimado de US$ 11 millones.

Por otra parte, como forma de ayudar a lograr tener más fuentes de agua, el MGAP y las Intendencias municipales en acuerdo, construyeron y limpiaron tajamares y aguadas. Adicionalmente, ANCAP donó 10 mil litros de gasoil para llevar a cabo medidas similares en coordinación con el Ministerio de Defensa Nacional. El costo total de las medidas tomadas con este objetivo fue de US$ 1,7 millones.

El MGAP, con recursos provenientes del Fondo de la Granja, cubrirá el pago del aporte mínimo a la contribución patronal rural de los productores granjeros y del aporte patronal correspondiente al seguro por enfermedad del año 2023.  A la fecha, son 964 los productores granjeros beneficiados por este concepto.

Por último, desde el Instituto Nacional de Colonización se decidió congelar la renta en 2023 y realizar bonificaciones por pago en fecha.

El costo total estimado del conjunto de las medidas reseñadas es de aproximadamente US$ 37 millones.

Adicionalmente, se tomaron otro conjunto de medidas que tienen asociado un costo financiero o contingente, entre las que se destacan:

  • Se prorrogaron los vencimientos de BPS correspondientes al tercer cuatrimestre de 2022 para explotaciones agropecuarias.
  • Se exoneró de realizar pagos a cuenta a los contribuyentes del IRAE por sus actividades agropecuarias y del Impuesto al Patrimonio por su patrimonio afectado a explotaciones agropecuarias, correspondientes a las obligaciones devengadas entre el 1 de octubre de 2022 y el 30 de junio de 2023 (Ley Nº 20.131)
  • En BROU, se posponen por 6 meses las obligaciones financieras de productores agropecuarios sin costos, ni cambios de categoría de calificación crediticia.
  • Los costos de energía eléctrica de consumidores agropecuarios correspondientes a enero febrero y marzo de 2023 se pueden pagar en 6 cuotas desde julio a diciembre.

Se mantuvo la cobertura hasta mediados de junio del seguro de ADTRUR (Accidentes de Trabajo –Rurales) del BSE a aquellas empresas que no pudieron realizar el pago de la factura correspondiente al tercer cuatrimestre de 2022. El monto del seguro del período mencionado se facturará en 3 cuotas sin multas ni recargos (con vencimiento junio/23, octubre/23 y febrero/24)

 

[1] El ejercicio ganadero va del 30/6 de un año al siguiente.

[2] Según surge de la encuesta de sequía que realizó la Dirección General de la Granja (DIGEGRA) en el marco del Programa de Manejo Regional de Plagas en el sector de frutales de hoja caduca, un 80% manifestó que las fuentes de agua del predio no le permitieron regar bien los cultivos y en la mayoría de los casos se quedaron sin agua en la primera quincena de enero.

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