Transformando el territorio educativo: experiencias inclusivas y accesibles en Cecap

Cuarta parte: Conclusiones

Como se aprecia, el camino de transformación en clave de Educación Inclusiva es complejo, rico y consistente. Desde esta perspectiva, toda comunidad educativa está habilitada para iniciarlo y desarrollarlo, partiendo de su situación actual y desarrollando estrategias oportunas, según sus posibilidades e intereses. Naturalmente, no es un proceso eximido de tensiones, ya que es necesario cuestionar esquemas actitudinales arraigados, hábitos profesionales y la misma identidad del centro educativo en favor de una atención más significativa, cualificada y democrática de la diversidad inherente a las personas.

Por estos motivos, es muy recomendable tender alianzas interinstitucionales que le otorguen al proceso un carácter sistémico y distribuyan de forma inteligente las responsabilidades y los recursos en el territorio. Esta actitud de colaboración también es necesaria a la interna del centro educativo, donde muchas veces la parcelación de roles u otras motivaciones ocasionales obstaculizan el avance conjunto hacia una mayor accesibilidad de la propuesta educativa. Por ello es importante construir un lenguaje común para nombrar la realidad presente y la realidad a la que se aspira, facilitando la cooperación a distintos niveles, el enriquecimiento mutuo, la reflexión conjunta y el abordaje adecuado para asegurar el aprendizaje y la participación de todo el alumnado. El Proyecto AIT en su mismo devenir, es un buen ejemplo de articulación continuada y perfeccionada con el Programa Nacional de Educación y Trabajo (PNET), que de forma generosa apostó al trabajo conjunto con los equipos Cecap.

A lo largo de estas experiencias han surgido desafíos y diferentes emergentes esperables en el escenario educativo, como el uso del tiempo, la movilidad en los equipos, la comunicación continua en medio de una dinámica singular y, por supuesto, el reto constante en la atención a la diversidad de cada equipo. En este reto, las articuladoras deben apelar a su flexibilidad, creatividad, capacidad de observación, análisis y empatía para movilizar una comunidad desde su propia idiosincrasia hacia el despliegue de una propuesta accesible para todo el estudiantado.

Finalmente, reconociendo los aprendizajes logrados y los desafíos que aún quedan por delante, es posible concluir que el Proyecto AIT, al igual que otros dispositivos de cercanía, genera impactos significativos en las comunidades educativas. Desde el Programa de Educación Inclusiva de la Dirección Nacional de Educación es un verdadero privilegio contribuir a potenciar las capacidades de las comunidades educativas, en vistas a garantizar el derecho a la educación inclusiva y de calidad de niños, niñas y adolescentes, y a lo largo de la vida.

Las líneas de acción de la Dirección procuran sostener este horizonte desde la Educación Inclusiva para multiplicar los efectos positivos. En ese marco, la presente publicación espera ser un insumo estimulante para continuar la transformación de nuestro sistema educativo y contribuir a una sociedad más equitativa, donde la diversidad sea bienvenida y valorada.

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