Ceremonia del 14º Aniversario del Instituto Nacional de Rehabilitación

El director del INR, Luis Mendoza, destacó en su discurso que este cierre de ciclo invita a reflexionar sobre los logros obtenidos y los desafíos superados. Aseguró que la gestión del sistema penitenciario debe ser pensada a largo plazo, en un esfuerzo conjunto por construir un futuro más digno y justo para todos. Además, resaltó el compromiso y la vocación de quienes, día tras día, hacen posible el arduo trabajo en el sistema penitenciario.
Mendoza enfatizó que, en los últimos años, el INR ha enfrentado importantes desafíos, entre ellos el crecimiento de la población carcelaria. En 2024, se registró un incremento de 868 personas privadas de libertad, alcanzando un total de 16.222 internos, lo que representa un crecimiento del 37% desde 2020. A pesar de este aumento, los esfuerzos en infraestructura, seguridad y programas de rehabilitación han sido constantes.
Uno de los grandes avances mencionados fue la ampliación de la infraestructura penitenciaria. Durante 2024, se sumaron 1.269 nuevas plazas, distribuidas entre unidades para hombres y mujeres. Destacan las nuevas plazas en la Unidad Nro. 20 de Salto, las inauguraciones en unidades de Paysandú, Durazno, y Artigas, así como la reinauguración del Módulo 1 del Complejo Nro. 4, que había sido destruido en 2013. También se encuentra en proceso de construcción una nueva unidad para mujeres con 850 plazas, pensada con una perspectiva de género.
El director subrayó los logros en producción interna, con la fabricación de ladrillos y bloques por parte de los internos, lo que ha permitido mejorar las condiciones edilicias y brindar oportunidades laborales dentro del sistema. Además, se destacó la inauguración del primer Centro de Salud del sistema penitenciario, un espacio moderno para garantizar la atención sanitaria de los privados de libertad.
En cuanto a la seguridad, se mencionó la implementación de nuevas tecnologías, como los body scanners en varias unidades, y el refuerzo en la capacitación del personal con nuevas armas y equipos de protección. En el ámbito de la educación, el INR avanzó con programas de alfabetización, educación universitaria y la firma de convenios con UTU, INEFOP y el MEC, favoreciendo el acceso a la educación y formación profesional de los internos.
La participación de los internos en actividades recreativas y deportivas también fue resaltada, con la participación de más de 6.200 personas en diversas disciplinas. Asimismo, se destacó el trabajo de inclusión laboral, con proyectos de rehabilitación y formación en oficios como panadería, cocina, y producción agropecuaria.
El programa de tratamiento de adicciones, en colaboración con la Secretaría Nacional de Drogas y organizaciones como Narcóticos Anónimos, también fue un tema central, con el objetivo de reducir la reincidencia y promover la reintegración social de los internos. El Departamento de Género y Diversidad, además, continuó su labor de contención y formación, enfocándose en la atención de mujeres en situación de violencia de género y promoviendo la inclusión de personas trans en el sistema penitenciario.
Luis Mendoza concluyó su discurso reafirmando el compromiso del INR con la ética, la transparencia y la mejora continua del sistema penitenciario, destacando el esfuerzo colectivo para lograr un entorno más seguro, justo y humano para todos los involucrados en el proceso de rehabilitación y reinserción social de las personas privadas de libertad.