Ministerio del Interior

En diciembre del año pasado comenzó el camino de 134 jóvenes hacia una vocación que muchos soñaron desde niños: convertirse en bomberos, subir al camión rojo y acudir al llamado de quienes más los necesitan.

Durante casi ocho meses de formación intensiva —entre estudios, entrenamientos, pruebas y sacrificios— se forjaron profesionales preparados para afrontar desafíos y proteger a la ciudadanía. Este proceso fue posible gracias al trabajo de más de 70 docentes, instructores y monitores que acompañaron a los egresados en cada etapa.

El acto de egreso se celebró en la plaza de maniobras del Cuartel Centenario y contó con la presencia de autoridades del Ministerio del Interior, oficiales, personal de la escala básica, familiares e invitados especiales.

Uno de los momentos más emotivos fue el homenaje al Subcomisario Gonzalo Ocampo, fallecido en enero pasado mientras se desempeñaba como jefe del destacamento de Tacuarembó. El Comisario Carlos Giménez, jefe del Departamento de Cursos y Estudios, recordó su legado profesional y humano, y anunció que esta generación de egresados llevará su nombre como muestra de respeto y admiración.

Durante la ceremonia se entregaron distinciones a alumnos destacados e instructores, y a cada egresado se le hizo entrega del casco, símbolo no solo de protección, sino de vocación, responsabilidad y orgullo de ser bombero.

Como cierre del acto, los nuevos bomberos fueron “bautizados” con agua: más que una herramienta de trabajo, un símbolo de vida, entrega y protección.