Taller de Salud Ocupacional

En la Sala de Conferencias de la Dirección Nacional se llevó a cabo un Taller de Salud Ocupacional dictado por el Lic. Gustavo Álvarez, psicólogo y magíster en Psicología Forense y Peritaje Judicial. La actividad estuvo centrada en la prevención del suicidio y la promoción del bienestar emocional en contextos laborales de alta exigencia, como el policial.
El objetivo principal fue sensibilizar al funcionariado sobre una problemática que aún representa un tabú en muchos ámbitos, y brindar herramientas concretas para la prevención del suicidio, tanto desde el plano individual como desde el rol de liderazgo dentro de las fuerzas.
Durante la charla se abordaron mitos comunes que dificultan la intervención oportuna, como la creencia de que “quien lo dice no lo hace”, cuando en realidad ocho de cada diez personas que se suicidan habían expresado previamente su intención. También se desmintió la idea de que hablar del suicidio lo incentiva, destacando que, por el contrario, conversar sobre el tema puede salvar vidas.
Se identificaron diversos factores de riesgo, tales como cambios bruscos de conducta, aislamiento, tristeza persistente, conductas autodestructivas o frases que denotan desesperanza. Se remarcó la importancia de detectar estos signos de alerta a tiempo, especialmente en entornos laborales donde el estrés, la presión y la exposición a situaciones límite son parte de la rutina.
Asimismo, se compartieron factores protectores, como la existencia de vínculos afectivos saludables, redes de apoyo, acceso a servicios de salud mental y espacios de escucha sin juicios.
“Se trató de transmitir —y creo que se logró— los distintos factores que pueden influir en una conducta pre-suicida, suicida o de riesgo, incluidos aquellos vinculados a la tarea policial, y en especial al rol del personal de la Guardia Republicana”, explicó el Lic. Álvarez.
Con una exposición dinámica, oral y apoyada en presentaciones visuales, el profesional adaptó el contenido teórico al lenguaje cotidiano del público, utilizando ejemplos reales —aunque anónimos— surgidos de la práctica policial. La participación fue activa, con preguntas, aportes y reflexiones que generaron un intercambio enriquecedor.
“No se trata de dar recetas —aclaró Álvarez—, sino de ofrecer señales de advertencia que permitan a los oficiales, especialmente a quienes tienen personal a cargo, reconocer indicios de alerta y actuar en consecuencia.”
Como mensaje final, se enfatizó la importancia de estar cerca del equipo de trabajo, fomentar el diálogo y, ante la duda, derivar a profesionales capacitados.
“Más vale errar por actuar, que lamentar por no haber hecho nada”, concluyó el disertante.
Este tipo de instancias formativas son fundamentales para promover una cultura del cuidado dentro de las fuerzas y fortalecer la capacidad institucional para abordar, de forma integral, el bienestar emocional de quienes, día a día, velan por la seguridad de toda la ciudadanía.
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