Oferta y demanda de productos concentrados para alimentación animal por cadena productiva. M. Methol, L. Gorga
El artículo actualiza la estimación de la demanda doméstica de productos concentrados utilizados para la alimentación animal, así como la participación de las diferentes cadenas por grupo de productos (energéticos, energético-proteicos y proteicos). La demanda se estima a través del consumo aparente. Luego de una caída del consumo de 8% en el trienio 2016-2018 respecto al anterior, en el período 2019-2020 se observa una recuperación de la demanda en niveles similares al período 2013-2015.
- 1. Contexto y antecedentes
El presente trabajo actualiza al 2020 la demanda o consumo aparente[1] de productos concentrados[2] utilizados en las cadenas agroindustriales que producen alimentos de base animal (carnes, leche y huevos) y etanol, utilizando la misma metodología que en los análisis realizados precedentemente[3] por OPYPA. Asimismo, se analiza la trayectoria de la estructura del consumo, en cuanto a la participación de los diferentes tipos de concentrados.
Tal como se comentaba en ediciones anteriores, el crecimiento observado de la demanda de concentrados responde a una multiplicidad de factores, siendo los más relevantes: la expansión de la superficie destinada a cultivos extensivos y en menor medida, a la forestación; la existencia de déficits hídricos severos; precios relativos favorables para la producción ganadera de carne y de leche, principales demandantes de estos productos; y a partir del año 2012, cambios en el acceso al mercado europeo de carne vacuna producida bajo un protocolo de engorde a corral durante los últimos 100 días (“Cuota 481”).
La expansión de la superficie agrícola fue particularmente importante durante las zafras 2011/12 a 2015/16 en respuesta al alza de los precios de los granos. Dicha expansión se produjo en detrimento de la superficie de pastoreo, lo que promovió una mayor utilización de concentrados y otros suplementos, para compensar la menor disponibilidad de la superficie pastoril, en un marco de precios favorables para la producción pecuaria. A dicha situación se sumó la sequía ocurrida en otoño de 2015, que desencadenó una declaración de emergencia agropecuaria y la importación de elevados volúmenes de cáscara de soja por parte del MGAP para la distribución entre los productores familiares afectados.
Durante ese período el precio de la leche al productor presentó un aumento importante, en un marco de precios de la renta de tierras muy tonificados por el aumento de la demanda para la producción de granos, todo lo cual aumentó la utilización de concentrados por litro de leche producido y en consecuencia la productividad (litros por hectárea).
Asimismo, el crecimiento del engorde a corral para la exportación bajo el protocolo de la Cuota 481, fue estimulado por los buenos resultados económicos que genera esta actividad debido a los precios obtenidos y la previsibilidad del negocio.
- 2. Composición del mercado de alimentos para la producción animal.
Los alimentos concentrados comprendidos en este mercado son principalmente granos de cereales, raciones balanceadas y subproductos derivados del procesamiento vegetal como la molinería, extracción de aceite y destilería, estando prohibido en el país el uso de subproductos de la industria animal (harinas de carne, sangre, etc.) en las cadenas agroindustriales productoras de alimentos (lácteos, carne aviar, huevos, carne vacuna y porcina). Constituyen insumos relevantes para las mencionadas cadenas agroindustriales.
De igual modo que en los análisis realizados precedentemente, los concentrados utilizados en el país se agruparon de acuerdo a su composición química en: energéticos o granos forrajeros, proteico-energéticos y proteicos (Cuadro 1).
Los concentrados energéticos son los granos de cereales, que presentan un alto contenido en almidón y, por tanto, de energía metabolizable. En el país, los principales son maíz y sorgo, a los que se adicionan las partidas de trigo y cebada cervecera que no cumplen con los estándares de calidad requeridos para el procesamiento industrial, aspecto con alta variabilidad interanual ya que depende de las condiciones climáticas durante el desarrollo de esos cultivos. La oferta de sorgo y maíz incluye lo producido como grano húmedo[4] que se almacena en silos bolsa, dada su difusión en las regiones lecheras y ganaderas del país.
Cuadro 1. Productos componentes del mercado de alimentación animal
Proteico energéticos | Proteicos | Energéticos |
Cáscara de soja. Afrechillos de trigo y de arroz. Raciones balanceadas y aditivos | Harinas y expellers de girasol, soja, algodón, colza y/o lino. Otras harinas y expellers oleaginosas. Mezclas proteicos. Subproductos de destilería (burlandas o DDGS). Glutenmeal. | Maíz, Sorgo, Cebada, Trigo, Avena |
Fuente: elaboración propia
Los concentrados proteico-energéticos presentan una composición química relativamente más balanceada en cuanto a la proporción de componentes energéticos y proteicos. Básicamente son afrechillos de trigo y arroz, y cascarilla de soja. Los afrechillos son subproductos de molinería, cuya producción nacional se estima por coeficientes propios de cada molienda. La cascarilla de soja es uno de los subproductos de la extracción de aceite del grano de soja, -compuesta por las partes externas del grano (cáscara) y granos pequeños-, y se ha venido utilizando de forma creciente en al país, en su mayor parte importada de Argentina y Paraguay.
Los alimentos proteicos son los que presentan una alta concentración de proteína en su composición química. Los utilizados en Uruguay para la producción animal son los que derivan del procesamiento industrial de soja y girasol para la obtención de aceite, y en menor medida del procesamiento de granos de cereales para la obtención de etanol (burlanda o DDGS). Debido a que estas actividades industriales presentan una escala reducida en Uruguay (aproximadamente el 3% de la producción de soja y girasol es procesada, y el 6-7% de la producción de maíz y sorgo se destina a la elaboración de etanol) la mayor parte de la demanda interna ha sido abastecida por la importación.
- 3. Consumo aparente
La evolución del consumo aparente del período analizado (2007-2020) muestra una tendencia creciente, con oscilaciones entre años asociadas con la ocurrencia de sequias (ej. 2008/09, 2011/12 y 2015), así como a variaciones en los precios relativos de estos insumos respecto a los precios de la leche y carne vacuna, principalmente (Gráfica 1).
Gráfica 1. Evolución del consumo aparente de alimentos concentrados
(en miles de toneladas)
Fuente: elaboración propia con base a datos de DIEA, Dir. Aduanas y OPYPA.
Notas: (1) Consumo aparente = producción + importaciones – exportaciones ± existencias de granos; (2) La producción de cada año civil corresponde a lo producido en la zafra agrícola inmediatamente anterior (ej. producción 2007 = zafra agrícola 2006/07.
En el año 2020 el consumo fue de 2.132 miles de toneladas, que representa un aumento de 9% respecto al año anterior, luego de tres años consecutivos (2017 a 2019) con niveles de consumo similares. El crecimiento acumulado de todo el período analizado (punta a punta) fue de 91%, con una tasa de crecimiento anual de 4,7%.
Para relativizar las variaciones anuales del consumo, al igual que en los análisis realizados previemente5, se agruparon los datos por períodos trienales, salvo el último que incluye dos años (Gráfica 2).
Gráfica 2. Consumo aparente por períodos trianuales
(en miles de toneladas)
Nota: el último período comprende 2 zafras.
Fuente: elaborado con base en DIEA, OPYPA y datos de comercio exterior (Dir. de Aduanas y BCU).
El análisis por trienios muestra un crecimiento sostenido del consumo aparente hasta el período 2016-2018, en que cae un 8%, para luego recuperase en el 2019-2020 hasta niveles similares a los observados en el período 2013-2015 (2050 miles de toneladas).
La retracción del consumo en el período 2016-2018 se debió a la reversión de gran parte de los factores que contribuyeron al fuerte aumento de la demanda de concentrados en 2013-2015. En efecto, en 2016-2018 se produjo una caída de los precios de la leche y también de los granos (cereales y oleaginosos), lo que generó una retracción de la superficie de chacras de cultivos del orden de 200 mil hectáreas y el consiguiente aumento de la superficie de pastoreo.
La recuperación observada de la demanda en el período 2019-2020, responde a condiciones de déficit hídrico durante el verano 2019/20 y a buenos precios relativos para la producción de carne vacuna y leche que impulsaron un aumento de 10% en la producción de la carne y de 2,5% en la remisión de leche a planta, con respecto al período anterior. El crecimiento de la producción ganadera se da en un marco de mantenimiento de las existencias ganaderas y de la superficie de pastoreo, con una afectación de la producción de pasturas ocasionada por el déficit hídrico 2019/20. Esto evidencia un aumento de la productividad ganadera basado en un incremento del consumo de concentrados.
En cuanto al tipo de concentrados, los energéticos, que están constituidos en un 90% por maíz y sorgo, son los que presentan la mayor participación en el consumo total. Le siguen en importancia los proteico-energéticos y luego los proteicos (Cuadro 2).
Cuadro 2. Evolución de la participación relativa del consumo por grupo de productos
Períodos | Energéticos | Proteico-energéticos | Proteicos |
2007 – 2009 | 67% | 20% | 14% |
2010 – 2012 | 62% | 21% | 17% |
2013 – 2015 | 66% | 20% | 13% |
2016 – 2018 | 67% | 21% | 12% |
2019 – 2020 | 73% | 16% | 11% |
Fuente: elaborado con base en DIEA, OPYPA y datos de comercio exterior
(Dir. de Aduanas y BCU).
En período 2019-2020, el 73% de los alimentos concentrados consumidos fueron granos forrajeros (energéticos), lo que representó un aumento de 9% respecto al período anterior. El grupo de alimentos proteico- energéticos fue el 16% del total y los alimentos proteicos el 11% del total del consumo de concentrados (Gráfica 3).
Gráfica 3. Participación relativa del consumo por grupo de productos
(período 2019/20)
Fuente: elaborado con base en DIEA, OPYPA y datos de comercio exterior
(Dir. de Aduanas y BCU).
- 4. Estructura del consumo (producción, importaciones, exportaciones)
En el Cuadro 3 se presenta la participación de los componentes del consumo aparente (producción, importaciones y exportaciones), agrupados por grupo de alimentos. Dentro del consumo aparente se incluye la variación de existencias reportadas en el Registro Nacional de Operadores de Instalaciones de Acopio de Granos (REOPINAGRA) de la Dirección General de Servicios Agrícolas del MGAP.
Cuadro 3. Estructura del consumo aparente
(en miles de toneladas)
|
| 2007-2009 | 2010-2012 | 2013-2015 | 2016-2018 | 2019-2020 | Última variación (%)* |
Producción nacional | P-E | 173 | 201 | 205 | 196 | 186 | -5% |
P | 24 | 43 | 62 | 69 | 70 | 1% | |
E | 977 | 1,163 | 1,211 | 954 | 1,277 | 34% | |
Total | 1,175 | 1,407 | 1,479 | 1,219 | 1,533 | 26% | |
Importaciones | P-E | 140 | 181 | 212 | 198 | 140 | -29% |
P | 187 | 277 | 217 | 169 | 164 | -3% | |
E | 98 | 117 | 265 | 333 | 275 | -17% | |
Total | 426 | 574 | 694 | 700 | 579 | -17% | |
Exportaciones | P-E | 0.0 | 0.0 | 0.1 | 1.1 | 0.1 | -86% |
P | 0.3 | 0.7 | 7 | 14 | 16.8 | 24% | |
E | 49 | 157 | 126 | 3 | 27 | 696% | |
Total | 49 | 158 | 134 | 18 | 44 | 143% | |
Consumo aparente | P-E | 314 | 382 | 417 | 393 | 326 | -17% |
P | 212 | 319 | 272 | 225 | 217 | -3% | |
E | 1,046 | 1,125 | 1,364 | 1,274 | 1,501 | 18% | |
Total | 1,571 | 1,825 | 2,053 | 1,892 | 2,044 | 8% |
Nota: P-E (proteico-energéticos), P (proteicos), E (energéticos).
*Refiere a la variación entre los últimos períodos analizados 2018/19-2019/20 vs 2015/16-2017/18.
Fuente: elaboración propia.
En el último período analizado la producción nacional dio cuenta del 75%, de las necesidades se la demanda doméstica de alimentos concentrados, frente a 64% en el período anterior. El aumento de la participación de productos nacionales en la demanda se debe a un incremento de 34% en la producción de energéticos, fundamentalmente de maíz, cuya producción aumentó 87% (de 422.000 a 766.000 kg) respecto al período anterior. El aumento de la producción nacional permitió reducir las necesidades de importación en un 17% (Cuadro 3).
El consumo aparente de productos proteicos mostró variaciones de -3% en el último período y el de energético-proteicos de -17% debido a una reducción en la producción nacional y en las exportaciones.
Las exportaciones globales de alimentos son poco significativas y mostraron un aumento en el último período debido a la exportación de mayores cantidades de grano maíz, harina de soja y “burlanda” de sorgo.
- 5. Demanda por cadena productiva.
La metodología de análisis de la demanda por cadena productiva se basa en la utilización de coeficientes técnicos de consumo de alimentos obtenidos de encuestas y de informantes calificados, en la eficiencia de conversión de cada tipo de producción animal y en determinados supuestos, que fueron detallados en el trabajo publicado en el Anuario 2014[1]. Asimismo, se incluye la demanda de granos para la elaboración de etanol con base en la información aportada por ALUR.
En esta nueva edición, se realizan ajustes en el consumo total de concentrados de la producción lechera y la participación relativa de los diferentes tipos de productos concentrados, que implicó el ajuste del análisis de años anteriores.
Dado que la estimación del consumo de la ganadería de carne[2] se obtiene de forma residual, restando al consumo aparente total de concentrados, el consumo estimado para cada una de las restantes cadenas (lechera, avícola, carne de cerdo y etanol), el ajuste realizado en el consumo en lechería también implicó modificaciones en la estimación del consumo de la ganadería de carne. Resultando en un aumento de la participación de la cadena lechera y una reducción de la de carne vacuna.
En el Cuadro 4 se presenta los resultados de las estimaciones de consumo por cadena productiva ajustadas y actualizadas a 2020. Las principales cadenas demandantes son las de carne vacuna y lechería, siguiendo en importancia la avicultura.
Cuadro 4. Consumo de concentrados (en miles de toneladas) y participación relativa (en porcentaje) de las cadenas productivas
2007-2009 | 2010-2012 | 2013-2015 | 2016-2018 | 2019-2020 | ||||||
Lechería | 505 | 32% | 626 | 34% | 707 | 35% | 686 | 36% | 714 | 35% |
Avicultura | 340 | 22% | 364 | 20% | 388 | 19% | 380 | 20% | 391 | 19% |
Suinos | 67 | 4% | 62 | 3% | 61 | 3% | 52 | 3% | 47 | 2% |
Ganado de carne | 657 | 42% | 765 | 42% | 823 | 40% | 689 | 36% | 776 | 38% |
Etanol | 1 | 0,1% | 5 | 0,3% | 71 | 3% | 83 | 4% | 114 | 6% |
Total | 1.570 | 100% | 1.823 | 100% | 2.050 | 100% | 1.890 | 100% | 2.042 | 100% |
Fuente: elaborado con base a información de DIEA (Anuario 2021, Encuestas Avícolas y de Cerdos), INALE (Encuestas lecheras de 2007 y 2014) y ALUR.
En base a la metodología utilizada, la cadena cárnica habría demandado 776 mil toneladas de concentrados en el período 2019-2020, que equivale a una participación de 38% del total de concentrados, y representa un aumento de 11% respecto al período anterior, que fue de 689 mil toneladas (Cuadro 4). Dicho aumento se debería al incremento del número de animales terminados a corral y suplementados a campo para complementar el consumo de las pasturas y otros forrajes, dado que las existencias ganaderas se mantienen en niveles similares entre los dos últimos períodos, al igual que uso del suelo con destino al pastoreo.
Sin embargo, el consumo de la ganadería de carne en el último periodo no alcanzó el nivel observado en el de 2013-2015, que fue originado por la fuerte expansión de la superficie de cultivos de secano y la consecuente disminución de la base forrajera. Asimismo, en dicho período en particular, la sequía de 2015 impulsó políticas activas de apoyo a los productores afectados que promovieron una mayor importación de concentrados.
En la Gráfica 4 se muestra la evolución de la cantidad de cabezas que salen de los corrales de engorde registrados[5].
El análisis por períodos (Gráfica 5), muestra un incremento de 41% en el período 2016-2018 respecto al 2013-2015 y de 16% en el último período analizado.
Gráfica 4. Número de animales terminados a corral por año

Fuente: elaboración propia con base en información del SNIG.
Gráfica 5. Número de animales terminados a corral por períodos

Fuente: elaboración propia con base en información del SNIG.
Se estima que la participación del consumo de concentrados en corrales de engorde permanentes o temporales esté en el entorno del 40% del consumo total de la ganadería, El 60% restante correspondería al consumo a campo como suplementación estratégica de las pasturas en diferentes categorías animales.
En caso de la lechería, la participación en el consumo aparente fue 35% en el período 2019-2020 (Cuadro 4) y presenta un incremento de las toneladas consumidas de 4,0% respecto al anterior que respondería al aumento de 5% en la remisión de leche a plantas industriales por el incremento del precio de la leche.
La avicultura, con 19% de participación, también habría presentado un incremento de 3% del consumo, que sería el resultado del aumento de la producción de huevos y de carne de ave del último período considerado.
El procesamiento de granos para la elaboración de etanol -principalmente sorgo y maíz- por parte de ALUR se incrementó notoriamente (37%) en el período 2019-2020 respecto al anterior, pasando a tener una participación de 6% de la demanda total de concentrados.
En cuanto a la producción de carne de cerdo, la participación en el consumo mostraría una retracción de -9,6%, pasando de 3% a 2%, que estaría explicado por una menor producción nacional de carne de cerdo en el último período respecto al anterior.
En el Cuadro 5 se presenta la estructura de consumo según el tipo de concentrado por cadena agroindustrial. En las cuatro cadenas de producción animal, el grupo de alimentos energéticos es el que presenta la mayor participación en el consumo de cada cadena productiva. La lechería presenta una estructura de consumo de 66% de granos, 21% de concentrados proteico-energéticos y 13% de proteicos. En la avicultura la estructura de consumo es de 70% de alimentos energéticos y 27% de proteicos. En la producción de cerdos, el 67% del consumo serian productos energéticos, 28% proteico-energéticos y 6% proteicos. Finalmente, en la ganadería de carne, el consumo presentaría una composición de 78% de granos, 20% proteico energéticos y 2% proteicos.
- 6. Consideraciones finales
Durante el año 2020 el consumo aparente de concentrados fue de 2,132 millones de toneladas lo que representa un aumento de 9% respecto al año anterior. El análisis por períodos muestra un aumento de la demanda de alimentos concentrados en el período 2019-2020 de 8% con respecto al período anterior (2016-2018).
Cuadro 5. Participación relativa del consumo por grupo de productos dentro de cada cadena de producción animal (período 2019-2020)
Energéticos | Proteico-energéticos | Proteicos | Consumo (miles t) | |
Lechería | 66% | 21% | 13% | 715 |
Avicultura | 70% | 3% | 27% | 391 |
Suinos | 67% | 28% | 6% | 47 |
Ganado de carne | 78% | 20% | 2% | 777 |
Etanol | 100% | 0% | 0% | 114 |
Total |
|
|
| 2.044 |
Nota: el consumo total es el promedio consumido durante el período de referencia.
Fuente: elaboración propia.
Dicho aumento de la demanda fue debido a incrementos del consumo en la ganadería de carne (+11%), lechería (+4%), avicultura (+3%) y para la producción de etanol (36%). La demanda para la producción de carne de cerdo fue la única que disminuyó casi un 10%.
El nivel de consumo del período 2019-2020 es similar al observado en el 2013-2015, cuando se alcanzó la máxima superficie de cultivos de secano en los últimos 20 años, que aumentó en detrimento de la superficie de pastoreo, por lo que las producciones ganaderas de carne y leche debieron aumentar el uso de concentrados, estimuladas además por buenos precios relativos. Los niveles de consumo observados en 2019-2020 se alcanzan en un marco de mayor superficie de pastoreo por la retracción de la superficie de chacras, lo que evidencia una intensificación de la producción ganadera, particularmente la de carne vacuna.
Respecto al tipo o grupo de concentrados, en el último período el 73% de los concentrados consumidos son energéticos, un 16% corresponden al grupo de alimentos proteico-energéticos y el restante 11% a los alimentos proteicos.
En el período 2019-2020 la participación de la producción nacional en el abastecimiento de la demanda de concentrados aumentó un 17%, y representó el 75% del consumo debido al aumento de la producción de maíz. El 25% restante correspondió a importaciones.
- 7. Referencias y fuentes consultadas
- Chilibroste, P. (2015). Carga o Productividad Individual?. Pasto o concentrado?: mitos y realidades en la intensificación de los sistemas de producción de leche en Uruguay. En: XLIII Jornadas Uruguayas de Buiatría 2015. Volumen: 1, pp 158-162.
- DIEA. Encuestas Agrícolas Invierno y Primavera. En: https://www.gub.uy/ministerio-ganaderia-agricultura-pesca/tematica/diea
- DIEA. Anuario 2021 En: https://www.gub.uy/ministerio-ganaderia-agricultura-pesca/datos-y-estadisticas/estadisticas/anuario-estadistico-agropecuario-2020
- INAC. Instituto Nacional de Carnes. En: https://www.inac.uy/
- INALE. (2020). Precio al productor y composición de la leche. En: https://www.inale.org/estadisticas/
- INASE. Instituto Nacional de Semillas del Uruguay. En: https://www.inase.uy/
- Información de la Dirección Nacional de Aduanas. Urunet.
- REOPINAGRA. (2020). Existencias de Cereales y Oleaginosos (DGSSA-MGAP). En: https://www.gub.uy/ministerio-ganaderia-agricultura-pesca/datos-y-estadisticas/datos/existencias-2020
- SNIG. Sistema Nacional de Información Ganadera.
[1] Oferta y demanda de productos concentrados para alimentación animal por cadena productiva, en Anuario 2014 (OPYPA, MGAP).
[2] Consumo aparente GANADERÍA = Consumo aparente total - Σ (consumo lechería, avicultura, producción carne de cerdo, etanol)
[1] Consumo aparente = producción local + importaciones – exportaciones ± existencias de granos
[2] Los alimentos “concentrados” comprende los productos utilizados en las actividades pecuarias que presentan una alta concentración de nutrientes respecto a los forrajes. Incluyen: granos, raciones balanceadas, subproductos derivados del procesamiento industrial vegetal como la molinería, extracción de aceite, destilería, entre otros.
[3] Ver artículos “Oferta y demanda de productos concentrados para alimentación animal por cadena productiva”, en Anuarios 2013, 2014, 2016 y 2020 (OPYPA, MGAP).
[4] Ver artículo “Maíz y sorgo: situación y perspectivas” en esta publicación. La producción de maíz y sorgo como grano húmedo se estima en base al uso nacional de semillas reportado por el INASE, lo que permite estimar la siembra y producción total de ambos granos, a la que se deduce la producción de grano seco estimado por DIEA.
[5] No se contabilizan los animales muertos