Discursos de odio: una forma extrema de violencia que puede alterar la paz social
Como advierte la Organización de las Naciones Unidas para la Educación, la Ciencia y la Cultura (Unesco, por su sigla en inglés) (2024), el discurso de odio, que puede presentarse en forma de xenofobia, racismo, antisemitismo, odio contra los musulmanes, odio anti-LGBTQI+, misoginia y otros tipos de intolerancia, aumenta en todo el mundo, extendiéndose más rápido y más lejos mediante las plataformas digitales.
El discurso de odio no sólo provoca daños a nivel personal y puede incitar a la violencia, sino que constituye un ataque a la inclusión, la diversidad y los derechos humanos. Socava la cohesión social y erosiona los valores comunes, retrasando la paz, la estabilidad, el desarrollo sostenible y el cumplimiento de los derechos humanos.
Según la Organización de Naciones Unidas (ONU), el discurso de odio tiene tres características esenciales:
- Se manifiesta en cualquier forma de expresión, incluidas imágenes, dibujos animados o ilustraciones, memes, objetos, gestos y símbolos; y se difunde a través de medios digitales o analógicos.
- Es discriminatorio o peyorativo, es decir, sesgado, fanático, intolerante, basado en prejuicios, despectivo o humillante, hacia una persona o grupo.
- Se centra en factores de identidad reales o percibidos de una persona o grupo, que incluyen: su religión, etnia, nacionalidad, raza, color, ascendencia o género, pero también en otras características como su idioma, origen económico o social, discapacidades, diversidad corporal, estado de salud u orientación sexual, entre otras muchas.
En Uruguay, la Ley N° 17817 define a la discriminación como “toda distinción, exclusión, restricción, preferencia o ejercicio de violencia física y moral, basada en motivos de raza, color de piel, religión, origen nacional o étnico, discapacidad, aspecto estético, género, orientación e identidad sexual, que tenga por objeto o por resultado anular o menoscabar el reconocimiento, goce o ejercicio, en condiciones de igualdad, de los derechos humanos y libertades fundamentales en las esferas política, económica, social, cultural o en cualquier otra esfera de la vida pública”.
Desarmar los discursos de odio para construir ciudadanía
Garantizar la libertad de expresión y desalentar la difusión de discursos de odio, además de comprender las consecuencias y la repercusión de las palabras y acciones en otras personas, fomenta el respeto, la comprensión mutua y un sentimiento compartido de humanidad.