La red delante de las pantallas: acompañar y sostener a niñas, niños y adolescentes en el entorno digital

Recomendaciones para el acompañamiento: prevenir y mitigar los impactos de las situaciones de violencia

  • Tener siempre presente que nuestras acciones tienen un mayor impacto que nuestras palabras; no basta con decir lo que hay, o no, que hacer, sino ser ejemplo de cómo convivir armónicamente, también en el entorno digital.
  • Generar espacios para conversar y reflexionar acerca de las distintas formas de abuso o violencias existentes en el entorno digital, con el propósito de identificarlas, dimensionar su impacto y evitar reproducirlas.
  • Dialogar sobre los discursos de odio y las actitudes que pueden provocar la autocensura. Por ejemplo, ante situaciones de hostigamiento en Internet hacia ciertos colectivos, estos deciden retirar su presencia en línea o autocensurarse para evitar ser dañados. Estas situaciones contribuyen a generar un espacio digital más hostil y menos diverso.
  • Promover una actitud activa para detener o desarmar las situaciones de violencia, recordar que no intervenir nos hace cómplices. Contribuir, a través de prácticas amables, respetuosas y conciliadoras, a la construcción de un entorno digital que favorezca una convivencia saludable.
  • Contener y demostrar disponibilidad al diálogo ante una situación de violencia en línea. Evitar avergonzar o culpar a las personas involucradas para que puedan contar con sinceridad lo que pasó.
  • Acompañar con afecto y empatía a quién está sufriendo, evitar cargar el peso de la responsabilidad en sus acciones y recordar que estamos frente a un caso de violencia donde sus derechos están siendo vulnerados.
  • Evitar preguntas y juicios que puedan hacer sentir culpable a la víctima y aumentar su sufrimiento. La revictimización dificulta la reparación, la posibilidad de realizar denuncias y puede incidir en su retractación.
  • Proteger la intimidad de las personas involucradas. Tener especial cuidado al compartir información con otras personas sobre lo sucedido.
  • Reforzar la importancia de contarle a una persona adulta de confianza si alguien les exige, extorsiona o manipula para hacer algo que les incomoda, perturba o vulnera sus derechos, ya que es una forma de violencia.
  • Generar ámbitos de confianza para que, ante situaciones de violencia digital, niños, niñas y adolescentes puedan pedir ayuda.
  • Reflexionar acerca de cómo algunas prácticas, consideradas como cuidados, pueden constituir formas de vulneración de derechos, siempre que no se realice de forma acordada, consensuada y respetando el desarrollo de su autonomía progresiva. Por ejemplo: monitorear los horarios de conexión o los contactos de infancias y adolescencias; pedirles las contraseñas para revisar sus plataformas o interacciones en línea, controlar la ubicación a través de los dispositivos.
  • Tejer red con familias y otros referentes de la comunidad: frente a una situación de violencia, dialogar entre las personas adultas para colaborar en la resolución de conflictos también en el entorno digital, y así promover una mejor convivencia.


Responder ante la violencia


Hace días que Alejo nota que Felipe, su hijo de 13 años, está irritado, enojado y hasta sin ganas de comer. Nota en su mirada un dejo de tristeza o angustia, pero cuando le pregunta se incomoda y no comenta nada. Alejo no sabe si son estados propios de su edad o es por algo puntual, así que comienza a prestarle más atención y concluye que este estado empeora luego de sus clases de gimnasia en el liceo.
Una tarde en la que Felipe está de buen ánimo, al volver de hacer mandados, su papá aprovecha a indagar sobre cómo se siente en esta nueva etapa liceal. Felipe le cuenta que sus compañeros hicieron un sticker de él haciendo gimnasia y desde hace un mes se burlan de él, compartiéndolo reiteradamente en los grupos de WhatsApp.


Sin involucramiento adulto: Alejo le resta importancia y le dice que no les preste atención, que ya se van a aburrir y lo van a dejar en paz. Felipe, frustrado y aún más angustiado, siente que su padre no lo entiende y no sabe a quién más recurrir. La violencia continúa y cada vez se aísla más de sus vínculos.


Con involucramiento adulto: Alejo lo abraza y le comenta que haciendo fuerza o ejercicios aeróbicos todos parecemos medio ridículos, sin embargo, no por eso debemos burlarnos de otras personas. Le explica que es importante que las personas adultas estén al tanto de esta situación y tomen acciones para desactivarla. Le avisa que va a hablar con su profesora para que juntos familia y liceo puedan parar esta situación. Felipe, aunque le incomoda un poco la idea, se siente escuchado, acompañado y cuidado por su padre. Así comienzan a desarticular una situación de violencia y contribuyen a evitar que otras personas la padezcan.

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