La red delante de las pantallas: acompañar y sostener a niñas, niños y adolescentes en el entorno digital

Cuidar la privacidad e identidad en línea

¿Somos conscientes de toda la información que vamos dejando al navegar en internet? ¿Pensamos en los impactos que pueda tener sobre otras personas la información que compartimos en línea? ¿Les consultamos a quienes aparecen en nuestras publicaciones si están de acuerdo? ¿Hay información sobre niñas, niños o adolescentes en nuestras publicaciones? 

Construcción de la huella digital y su relación con la exposición en línea

Cuando hablamos de exposición nos referimos a la acción de compartir información en las plataformas sociales relacionada con nuestros datos personales, nuestra imagen, nuestras ideas, opiniones, sentimientos, gustos, pasatiempos, personas con las que nos vinculamos, nuestro trabajo, entre otros aspectos.

Al revelar toda esta información, damos cuenta parcialmente de quiénes somos y vamos conformando nuestra identidad en línea. Al mismo tiempo, habilitamos a que las plataformas recopilen y utilicen nuestros datos acorde a sus términos de uso y condiciones. El acumulado de toda esta información construye nuestra huella digital.

La huella digital es el rastro de lo que hacemos en internet, se crea con datos que dejamos de forma consciente y voluntaria y otros tantos de forma inconsciente e involuntaria a través de:

  • Publicaciones propias: contenido propio o sobre familia o amistades, como textos, videos, imágenes y audios, en una plataforma social, página web, aplicaciones u otros sitios. Esta información queda registrada y se puede rastrear fácilmente.
  • Publicaciones de otras personas: imágenes o información que se comparten sobre otras personas, y que pueden generar efectos en su identidad digital que impacta en su reputación.
  • Navegación en internet: los sitios web, los navegadores y las aplicaciones para celulares registran datos de los recorridos y elecciones de las personas para luego ofrecer resultados, contenidos y publicidad personalizada. Esta información es obtenida a través de la dirección IP de los dispositivos, el historial de búsqueda, los sitios web frecuentados, las cookies aceptadas, la activación de la geolocalización, al hacer compras en línea, o al interactuar en las plataformas sociales, por ejemplo, dar “me gusta”, reenviar una publicación o detenerse a mirar algo; así como cualquier otro tipo de interacción con medios digitales.
  • Omisión: las acciones que dejamos de hacer en Internet, por no usarlo de forma activa, por hacerlo de forma anónima, mediante seudónimos o apodos, también constituye nuestra identidad digital.

Construir la huella digital de forma consciente y responsable

Cualquier interacción que se realice en el entorno digital permanece más allá de nuestra decisión, por lo que es igual de importante pensar en las consecuencias sobre la propia huella digital, así como responsabilizarnos sobre el impacto de nuestros comportamientos en las huellas de otras personas. Por ello es preciso reflexionar sobre algunos aspectos:

  • El mensaje: antes de publicar o enviar un mensaje es importante definir el contenido, reflexionar si es necesario compartirlo, si aporta en alguna medida, y si hay posibilidad de que lastime o perjudique a otra persona.
  • La clasificación: evaluar cuán importante, sensible o personal es la información a compartir, y a quien o quienes puedo estar exponiendo. Ser responsable con la información, a quiénes dirigirla y a quiénes no, y en qué contexto o plataforma publicarla.
  • Las medidas de seguridad: verificar las medidas de seguridad y privacidad en el navegador, cuentas y plataformas sociales. Leer y evaluar al aceptar o rechazar cookies. Navegar en modo incógnito y borrar periódicamente las cookies de los navegadores es una buena práctica para reducir el rastro de nuestra información en línea.

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