Las isocas y los cultivos
Club de Ciencia | Cazabichos |
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Integrantes | Lorenzo Baudin, Danna Thais Bayarres González, Genaro Capote Sanabia, Milena Carolina Falero Da silva, Benjamín González Serres, Lorenzo Maciel Dorin, Nayla Zarranz Bizzotto, Aldana Micaela Güidi García, Lautaro Montaño Franco, Tomás Emanuel Bertua Reynaldo, Mathías Pérez Martínez, Sofía Burgos Vázquez, Luciano Pereira Rodríguez de Almeida, Isabella Delfina Luz Pirez, Julieta Carraro Vivas, Facundo Sebastián García Tejera, Victoria Almeida Martínez, Belén Almeida Martínez, Vittorio Frigerio Moreno, Martina Julieta Sosa Piñeyrua, Angela Aylen Berrutti Pereira, Benjamín Mederos Gallero y Francesca Cano Rodríguez. |
Orientadora | Silvia Hernández |
Institución | Escuela Rural N.º 5 República Francesa, Los Cerrillos, CANELONES |
En marzo, recorriendo el patio de la escuela, encontramos muchos bichos: hormigas, ciempiés, polillas, bichos toritos etc., y nos llamó la atención la gran cantidad de estos últimos. Comenzamos a investigar y descubrimos que son insectos, llamados escarabajos rinocerontes. Crecen mediante un proceso llamado metamorfosis, en estado larvario se consideran como plaga y se las conoce con el nombre de isocas.
Las larvas del primer estadio se alimentan preferentemente de materia orgánica en descomposición. En el segundo estadio, comienzan a comer raíces y semillas e incluso tallos de gramíneas. En el tercer estadio prefieren alimentarse de raíces, donde causan los mayores daños.
Nos preguntamos ¿el uso de isocas en los cultivos puede ser beneficioso? Ellas podrían ayudar a las plantas, ya que en los primeros estadios se alimentan de materia orgánica transformándola en abono, realizan túneles que permiten la aireación de la tierra y el pasaje de agua. Pero, creemos que las isocas usadas en los canteros, deben ser pocas y estar en los primeros estadios de su desarrollo.
Para comprobar nuestra hipótesis decidimos experimentar, se prepararon dos canteros en los cuales se colocó tierra, materia orgánica y una última capa de tierra. En uno de ellos se colocaron 6 isocas y en el otro no. Luego de algunas semanas observamos cómo las plantas del cantero con isocas crecían más rápido y más fuerte.
Para asegurarnos de los resultados se repitió el experimento; usamos bidones, preparados de la misma forma que los canteros, en la mitad se colocaron 2 isocas pequeñas, mientras que en el resto no. Se cultivaron nuevamente semillas de rúcula y, hasta el momento, los resultados son los mismos que en los canteros.
Así llegamos a la conclusión que las isocas, cuando son pocas y están en los primeros estadios de desarrollo, pueden ser usadas para mejorar los cultivos.