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El tercer sector en la cultura uruguaya

centro cultural Miguel Ángel Pareja

Fotografía: Centro Cultural Miguel Ángel Pareja

Por Mario R. Pareja

Hace casi 170 se inauguraba en Montevideo el Teatro Solís, financiado por una sociedad anónima que lo administró hasta 1937. Para muchos la institucionalidad cultural del Uruguay comenzó con la sociedad civil. A la fecha, el rubro Arte y Promoción Cultural registra en el Ministerio de Educación y Cultura (mec) 55 instituciones de la sociedad civil. La acción cultural cuenta con un tercer sector que, si bien se diferencia de los otros dos (el privado y el estatal), «tiene algo de lo privado porque surge por iniciativa de particulares y tiene algo de público ya que sus acciones están orientadas al bien general» (Bettoni y Cruz, 1999, p.4). Incluye organizaciones de la sociedad civil difusoras de cultura, educadoras en artes o custodios de legados artísticos. La Asociación Civil Centro Cultural Miguel Ángel Pareja es una de ellas y su trayectoria ilustra sobre la contribución del tercer sector a la cultura.

El mundo necesita soñadores y el mundo necesita hacedores. Pero sobre todo, el mundo necesita soñadores que hagan.

Sarah Ban Breathnach

Alfredo Pareja Carámbula, hijo de Miguel Ángel Pareja —pintor, muralista, mosaiquista, ceramista, diseñador y pedagogo—, fue un soñador que hizo. Junto con familiares y amigos, Alfredo fundó una asociación para salvaguardar y difundir el legado de su padre. En 2011 logró que afe, con la mediación de la Intendencia de Canelones (ic), cediera un anexo de la estación de trenes de Las Piedras para su sede. Entre 2012 y 2024, con aportes de la ic, el Ministerio de Transporte y Obras Públicas (mtop), el mec y una empresa local, se restauró la sede y hoy cuenta con dos salas de exposiciones, un auditorio, un aula de danza, un taller de arte y un almacén de obras de arte.

El centro cultural inició sus actividades en 2012 y facilitó el acceso a bienes y servicios culturales a más de 120 000 habitantes de la periferia del área metropolitana de Montevideo; las ciudades de Las Piedras, La Paz, Progreso y 18 de Mayo; el norte del área metropolitana y zonas rurales cercanas.

La asociación civil custodia un singular legado; durante sus últimos años, Miguel Ángel Pareja seleccionó algunas de sus obras como representativas de su evolución plástica y estética. En 2016, la colección —38 cuadros, 7 cerámicas, 7 mosaicos, 5 telas estampadas y 1 tapiz— fue cedida a la asociación para fundar un «museo socioeducativo», el Museo Pareja. Los escritos, ensayos, apuntes para conferencias y correspondencia con colegas artistas y alumnos fueron publicados en el libro Escritos sobre arte y educación de Miguel Ángel Pareja (2016).

Hasta 2018 la oferta cultural del centro fue resultado del balance entre su capacidad artística interna y las demandas de la comunidad. Ese año el centro elaboró un plan estratégico y definió como su nicho a las artes visuales, pero se comprometió a brindar una oferta cultural más amplia para beneficio de la comunidad. El plan fue elaborado de forma participativa con autoridades y representantes de la cultura local. En él se definieron la visión, la misión, los valores, los objetivos y las direcciones estratégicas; principios que hoy guían el trabajo del centro.

Gestionar un centro cultural en la periferia de Montevideo ha sido una ardua tarea. La periferia es, demográfica y socialmente, diversa, resultado de asentamientos de inmigrantes extranjeros y varias oleadas migratorias internas que generaron un heterogéneo ecosistema cultural. Para Ghio «la cuestión cultural es una de las dimensiones menos tratadas de la relación entre el centro y la periferia (2013, p.6)». La cercanía a Montevideo, con su amplia oferta cultural, complejiza el escenario. Históricamente, esta ciudad ha sido hegemónica en estos temas y es donde se concentra la mayor actividad cultural. La gestión cultural del centro ha consistido en compatibilizar los intereses de los varios actores demandantes y beneficiarios de la cultura (audiencias) y los oferentes de bienes y servicios culturales (Estado, sociedad civil, privados).

No puede haber cultura si no está cimentada en la sabiduría de toda la comunidad.

Miguel Ángel Pareja

El centro trabaja en redes con representantes de la comunidad —de la cultura y la educación, de la sociedad civil y del sector privado— y con los gobiernos —nacional, departamental y local—. Lo gestionan voluntarios honorarios con una directiva elegida por los socios y asesorada por artistas y docentes. Profesionales externos aconsejan en temas de gestión cultural, museología, museografía, planificación estratégica, diseño gráfico, comunicación, administración, contabilidad, jurídica y arquitectura. El centro procura «generar una maquinaria de desarrollo cultural en donde la solidaridad y la participación sean valores colectivos, con un fuerte trabajo voluntario (Segura, 2010, p.4)».

El dinero es parte de la ecuación, hacer arte no es gratis.

Mariana Wainstein

Los recursos provienen de cuotas sociales, donaciones de los profesores del 10 % de las matrículas abonadas por los estudiantes y de aportes de empresas privadas locales que patrocinan los eventos. El centro ha recibido apoyos económicos del gobierno nacional (Dirección Nacional de Cultura del mec y mtop) y departamental (ic), así como de privados (Fundación Itaú).

Entre 2012 y 2024 el centro realizó más de doscientos eventos de extensión cultural —exposiciones de arte visual, teatro, espectáculos musicales y de danza, presentaciones de libros, conferencias y mesas redondas— en su sede y extramuros (calles, plazas y centros barriales). Ofreció de ocho a 10 cursos y talleres de educación artística por año. Proyectos comunitarios, como los ejecutados en escuelas públicas, se suman a las actividades de extensión y educación. Entre ellos, Arte en Plataforma Digital, en el cual escolares utilizaron Ceibalitas para expresarse artísticamente, y Expresión Plástica de Escolares, que utiliza talleres en modo «escuela activa». En doce años se han consolidado elencos estables de teatro, coro y ballet.

El centro se gestiona como una empresa sociocultural, procurando «desarrollar cohesión social a través de la cultura y el arte» (Brodsky, 2022, p. 1). Una «entidad empresarial, sin ánimo de lucro, siempre buscando el cambio, respondiendo a él y explotándolo como una oportunidad, midiendo su éxito por el impacto social» (Dees, 2001, p. 5). El centro no se evalúa solo por sus productos —bienes y servicios culturales ofrecidos—, sino también por su impacto social. Es difícil demostrar la causalidad entre la acción cultural y su impacto social, pero es posible revelar cómo ella contribuye a crear dicho impacto, aunque no necesariamente lo provoque. La cultura «es capaz de tejer solidaridad entre generaciones. Capaz de velar por la sostenibilidad de nuestro entorno. Capaz de hacernos más reflexivos, más autocríticos» (Fernández, como se cita en Arana, 2013, p. 10). «La cultura no solo representa la sociedad; también cumple la función de reelaborar las estructuras sociales e imaginar nuevas» (García Canclini, como se cita en Mantero, 2008, p. 6). Para la comunidad local los eventos del centro se han convertido en acontecimientos socioculturales, espacios y momentos de reencuentros que trascienden lo meramente cultural.

Se estima que en doce años el centro ha beneficiado a más de 50 000 personas, habitantes de zonas periféricas del área metropolitana, favoreciendo a niñas, niños y jóvenes estudiantes, así como a artistas emergentes, muchos de ellos mujeres.

La política cultural como una gran política social.

Gonzalo Carámbula

Una limitante para la gestión cultural ha sido la falta de un sistema de coordinación con otras instituciones del tercer sector y entre los sectores de la cultura: público-estatal, sociedad civil y privado. Las políticas públicas culturales no consideran a los varios sectores de la sociedad que participan de la gestión cultural. Para Carámbula «la cultura no ha dejado de ser marginal en la agenda de los grandes temas de la nación y, en buena medida, ello obedece a una no asunción de las obligaciones públicas» (como se cita en Wainstein, 2022, s/n). Mantero (2009) afirma que «los protagonistas del ámbito de las artes han reclamado reiteradamente que la cultura sea incluida en la agenda del gobierno, integrando la lista de prioridades y desterrando para siempre la falsa dicotomía entre lo urgente y lo esencial (p. 7)».

El Centro Cultural Miguel Ángel Pareja, una institución del tercer sector, difunde cultura, educa en artes y salvaguarda un valioso patrimonio artístico en la periferia metropolitana (Pareja, 2024). Aporta a la cultura facilitando la contribución al arte (producción), el acceso a bienes y servicios culturales y la participación de la comunidad en su gestión. Sus logros y vicisitudes llaman a formular políticas públicas culturales que ofrezcan un apoyo holístico a las instituciones del tercer sector y mejoren la coordinación interinstitucional —entre organizaciones del tercer sector— e intersectorial —entre Estado, privados y sociedad civil—.

Referencias

Arana, M. (2013, junio). Izquierda y cultura. La Pupila, 27, 6-10.

Bettoni, A. y Cruz, A. (1999). El tercer sector en Uruguay. icd.

Brodsky, J. (2022, 10 de abril). [Entrevista de S. Friera]. Julieta Brodsky: «Tenemos instituciones con poca fuerza, con poco presupuesto y pocas herramientas». Página 12.

Carámbula, G. (2015). [Entrevista de C. Pérez Mondino y D.Urbanavicius]. Política y gestión cultural en Uruguay entre dos siglos: con Gonzalo Carámbula. Cuadernos del Claeh, 34(102).

Dees, J. G. (2001). The Meaning of “Social Entrepreneurship”. Duke University.

Ghio Suárez, G. (2013). “La configuración de la periferia explorando el papel de la cultura en las relaciones de poder entre centro y periferia”. Tesis de grado. Facultad de Ciencias Sociales, Universidad de Chile.

Mantero, G. (2008, abril). Círculos concéntricos: desencuentro progresista. La Pupila, 1, 4-7.

Mantero, G. (2009, agosto). Políticas culturales… ¿para qué? La Pupila, 9, 6-9.

Pareja, M. R. (2024, 25 de enero). [Entrevista de M. Ríos]. La gestión ejemplar de un legado artístico. La Mañana.

Wainstein, M. (2022, diciembre). La casa en orden. Revista Paula.

Mantero, G. (2008, abril). Círculos concéntricos: desencuentro progresista. La Pupila, 1, 4-7.

Mantero, G. (2009, agosto). El primer gobierno de izquierda en Uruguay y la cultura nacional: Políticas culturales… ¿para qué? La Pupila, 9, 6-9.

Pareja, M. R. (2024, 25 de enero). [Entrevista de M. Ríos]. La gestión ejemplar de un legado artístico. La Mañana.

Wainstein, M. (2022, diciembre). La casa en orden. Revista Paula.

 


 Centro Cultural Miguel Ángel Pareja


 Centro Cultural Miguel Ángel Pareja

 

Foto: Miguel Ángel Pareja

Mario R. Pareja es ingeniero agrónomo (retirado), magíster y doctor en Agronomía por la Universidad de Iowa. Trabajó para empresas, universidades, centros de investigación, diversas ong y gobiernos en cuatro continentes. Por doce años ha gestionado un centro cultural de la sociedad civil haciendo extensión y educación artística. Ha escrito tres tesis, casi cincuenta publicaciones profesionales y más de veinte sobre temas culturales —cultura y medio ambiente, educación artística, patrimonio, sectores sociales y financiamiento de la cultura— en la revista argentina RGC y distintos medios de prensa. En 2023, uno de sus ensayos recibió mención honorífica en el concurso convocado por revista La Pupila.

 

 

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