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Teatro y humor en el Uruguay

Teatro y humor en el Uruguay

Ilustración: Pilar González 

Por Gabriela Gómez

 

Uruguayos no tan grises

Primero fueron los radioteatros

Para empezar a hablar de humor en el teatro uruguayo, debemos referirnos a sus antecedentes. Cuando los guionistas se manifestaron primero en la prensa escrita para pasar luego a la radio y hacerse aún más conocidos por medio de los radioteatros, el humor y los espectáculos de comedia ya estaban incorporados desde hace muchos años. Esta mención se debe a que, buscando en nuestro pasado cómico, no podemos dejar de nombrar a Arthur Núñez García, conocido por todos como Wimpi (Salto, 1906-1956), constituido como la figura descollante en lo que se refiere a creación de guiones radiofónicos y de personajes para muchos actores cómicos en ambas márgenes del Plata. Wimpi empezó como redactor de El Imparcial, El Plata y Peloduro, pero fue en la radio donde más se destacó. Sus primeros guiones de radioteatro fueron realizados a finales de los años cuarenta, cuando nacieron los personajes de Pinocho, el Zorro, la Chimba, el Peluquero y el Sapo —entre otros—, que se hicieron populares en las voces de los actores Juan Carlos Mareco, Pepe Iglesias, Chelita Linares, Julio Puente y Ubaldo Martínez.

Según recordaba, en entrevista para el periódico La Diaria, Raúl Barbero (Montevideo, 1917-2014), libretista, locutor, comentarista de fútbol y básquetbol, uno de los pioneros de la radiofonía uruguaya y compañero de Wimpi en la redacción de Radio Carve:

Para mí, lo más grande que escribió fue un programa que se llamaba Charlas amables. Eran tres personajes: uno de ellos era el padre de Guarnero, Gaspar Trabucchi. Se trataba de un bon vivant millonario que vivía solo y tenía un valet sumamente ilustrado. El tipo era de una cultura muy especial y tenía un amigote que venía todas las tardes a tomar un copetín y se ponían a hablar y decían disparates, entonces cuando el valet oía y cuando terminaban de decir el disparate les corregía y les daba una lección (Gómez & Torello, 2010, párr. 21).

Estas referencias hacen pensar en el sketch que años más tarde representaron Enrique Almada y Ricardo Espalter en Toto Paniagua o Las noches cultas, en Decalegrón.

A finales de los años cincuenta, también la radio fue el medio elegido para que ciertos intelectuales incursionaran en la literatura de humor. Algunos escribieron para las fonoplateas o para el teatro, siempre detrás de un seudónimo que los distanciaba de su rol en la prensa y de sus verdaderas identidades, como, por ejemplo, Alfredo Mario Ferreira (Gong), Carlos Maggi (Marco Polo), Maneco Flores Mora (Salvaje) y Mario Benedetti (Damocles).

Los uruguayos

Pero fue con la llegada de la televisión que los programas de humor se hicieron todavía más populares y con un alto nivel de ingenio, con la reunión de muy buenos guionistas de humor, actores y músicos.

En 1962 se dio en Uruguay uno de los fenómenos de la televisión que todavía sigue dando que hablar. A pocos meses del inicio de las transmisiones de Canal 12 —el tercer canal que salió al aire en nuestro país— y a iniciativa de los hermanos Jorge y Daniel Scheck (autodenominados los lobizones, porque el programa salía todos los viernes), crearon Telecataplúm, un programa que buscó reflejar un humor que identificara a los uruguayos, una manifestación propia, que mostrara un perfil diferente al formato de humor predominante en ese momento: el de la revista argentina que se valía de un capocómico —actor que ocupaba el lugar de animador y de comediante— al frente de un show con vedettes y bailarinas.

Con este propósito se convocó a la primera camada de actores que iba a formar parte de Telecataplúm: Eduardo D’Angelo, Ricardo Espalter, Enrique Almada, Andrés Redondo, Raimundo Soto, Henny Trayles, Berugo Carámbula y Julio Frade. Estos dos últimos, músicos ambos, se transformaron luego en humoristas con las mismas habilidades que sus colegas y fueron quienes incorporaron la música y el canto, marca característica de este programa y de los que vinieron después.

Así recordaba D’Angelo la reunión de ese equipo «de primera»:

Los tipos tenían que ver con la prensa y querían hacer un programa […] cómico diferente; ya sabíamos cómo era lo que venía de Buenos Aires. Estaban los grandes monstruos, como Sandrini o La revista dislocada, pero acá queríamos hacer una cosa distinta, lo que realmente sentimos los uruguayos. Por eso cuando nos hicieron una prueba en 1963 decían «¿y estos tipos de dónde salieron?», porque hacíamos de todo: cantábamos, bailábamos, hacíamos pantomima, cada uno inventaba su gag. Ese equipo de primera no se repitió (Gómez, 2010b, párr. 5).

Este fue el primer paso para una serie de programas que tomaron a Telecataplúm como espejo y que luego se replicó en Chile y Argentina, con distintos elencos, pero con la misma forma de hacer humor.

En 1967 el elenco se dividió y siete de los actores —Espalter, D’Angelo, Trayles, Almada, Berugo, Soto y Redondo— formaron un grupo independiente que comenzó a trabajar en Teleonce de Argentina en Jaujarana, programa que mantenía algunas características del humor de Telecataplúm, que siguió emitiéndose en nuestro país. Los uruguayos, como pasaron a nombrar a este grupo de actores, continuaron trabajando e incorporaron un elenco de actores argentinos, en distintos programas: Hupumorpo (Canal 13, 1974-1977), Comicolor (atc, 1979), Hiperhumor (Canal 9, 1984-1987; 1989-1990).

Desde el año 1977 hasta el 2001 se emitió Decalegrón por Canal 10 de Uruguay, con un elenco estable formado por Espalter, Almada, D’Angelo y Frade. Son recordados los sketches satíricos y los personajes creados para manifestarse en plena dictadura militar como La Familia Rodelú y el Chicho y el político Pinchinatti, interpretados por Espalter.

En el año 1988, luego de la muerte de Jorge Scheck, volvió Telecataplúm, esta vez con otro nombre: Plop!, bajo la dirección de Jorge Denevi, quien también era guionista, junto a Andrés Tulipano. El elenco incluía figuras, la mayoría eran actores de teatro como Roberto Jones, Pepe Vázquez, Imilce Viñas, Mary Da Cuña, Ángel Armagno, Laura Sánchez, Silvia Novarese, Susana Sellanes, Hugo Giachino, Franklin Rodríguez, Diego Delgrossi, Laura Martínez, Cacho de la Cruz, Ruben Rada y la dirección de Jorge Denevi. Este grupo de nuevos actores marcó toda una época en la televisión y más tarde en el teatro, donde cada uno se destacó en programas donde siguieron demostrando sus características histriónicas. El país atravesaba los años de dictadura y, por lo tanto, hubo que afinar las estrategias del humor y la sátira para ir develando ciertos hechos políticos que estaban sucediendo y que había que mostrar solapadamente. Uno de los sketches más recordados es el de las Noticias cantadas; Roberto Jones con El pensador; Las cosas que veo, con música del disco Adiós juventud de Jaime Roos. Cuenta Jones:

Yo hacía, por ejemplo, el personaje «El pensador» que salía tres veces durante el programa diciendo unas frases que siempre eran una crítica velada a la dictadura. Yo te diría que Telecataplúm fue la oposición cultural popular a la dictadura, sin duda. Y estuvo 20 años (Gómez, 2010a, párr. 20).

Artistas del humor

Luego de esta explosión de talento, que marcó un antes y un después en el teatro uruguayo, el humor ha seguido destacándose en guionistas y actores, algunos que han seguido los pasos de estos referentes y otros que han creado un estilo que los diferencia.

En una selección que intenta reflejar los distintos estilos de humor vamos a referirnos a algunos nombres que han seguido los pasos de estos talentosos humoristas. Para comenzar, vamos a nombrar una obra de teatro, considerada un clásico del humor costumbrista uruguayo y que ha dado mucho que hablar: Esperando la carroza de Jacobo Langsner, estrenada en 1962, bajo la dirección de Sergio Otermin, con poco apoyo del público y de la crítica. Recién luego de doce años, en su reestreno, fue valorada para, finalmente, llegar a un éxito total, hasta ser considerada una obra de culto de humor. Luego de la versión para el cine, en 1985, dirigida por Alejandro Doria, con la memorable actuación de China Zorrilla, fue estrenada en 2022 por el elenco de la Comedia Nacional, en versión y dirección de Jimena Márquez.

Otro artista de un humor más criollista fue Julio César Castro, más adelante conocido por el seudónimo Juceca; escritor, dramaturgo, actor y comediante que comenzó trabajando en la radio El Espectador y luego se hizo conocido, sobre todo, por el éxito de su personaje Don Verídico, la pulpería El Resorte y los personajes el Tape Olmedo, la Duvija, Rosadito Verdoso. Maestro del humor absurdo, Juceca, que había nacido en Montevideo y no tenía un contacto directo con la realidad que relataba en sus obras —muchas de ellas relacionadas con el mundo del campo y el lenguaje criollo—, construyó un mundo surrealista para sus personajes que hacía las delicias de los espectadores. Su labor como guionista de humor se reconoció en Argentina, ya que escribió, durante veinticinco años, libretos para el humorista Luis Landriscina, quien hizo conocer al personaje de Don Verídico en el Río de la Plata. Su presencia en el cine estuvo dada por su labor como guionista y actor del largometraje El viaje hacia el mar de Guillermo Casanova, basado en el cuento de Juan José Morosoli, y por el registro cinematográfico de los cuentos de Don Verídico, adaptados por Walter Tournier.

Por su influencia en el humor y el teatro en el Río de la Plata debemos mencionar al guionista de teatro, cine y televisión Fernando Schmidt (Montevideo, 1965), quien redactó los guiones, durante más de diez años, para los programas de Antonio Gasalla. En teatro y televisión, escribió una docena de piezas teatrales y más de veinte en colaboración, estrenadas en Uruguay, Argentina, Chile, México y España.

Otro actor y humorista destacado es Jorge Esmoris (Montevideo, 1956), fundador de la Antimurga BCG, quien estrenó obras con la Compañía Teatral BCG como La divina comedia humana o Polvo de estrellas, en las que se destaca la música en vivo, y también unipersonales como el recordado Esmoris presidente, que parodia a los candidatos a ocupar un puesto político y las argucias para llegar al poder.

Con un perfil diferente, el actor y dramaturgo Omar Varela (Montevideo, 1957-2022) creó una forma de hacer humor que lo separó del resto de sus colegas. Fundador de la escuela de actuación Italia Fausta, su teatro se puede definir como queer. A través de su obra el travestismo y el transformismo se hicieron presentes en las carteleras en un momento en el que las manifestaciones eran contra la dictadura, con un humor grotesco que en principio asombró y enseguida fascinó a los espectadores que vieron su obra ¿Quién le teme a Italia Fausta?, con sus hijos y luego con sus nietos en el elenco, ya que estuvo en cartel casi veinte años.

Las mujeres no pueden quedar apartadas de esta somera selección de actores y guionistas de humor, quienes, aunque en su mayoría ya han sido mencionadas por haber sido parte de los programas de humor televisivos —como Pelusa Vera, Henny Trayles, Mary Da Cuña, Imilce Viñas, Laura Sánchez, Silvia Novarese y otras—, se destacaron más tarde en programas de teatro independiente desarrollando los personajes que habían creado para televisión. En los últimos años ha tenido gran crecimiento el espectáculo de humor en forma de monólogo o stand up, con personajes de humor más apartados de la gran ficción y más cerca del espectador. En este rubro se destacan, entre otros: El Gran Gustaf, Ernesto Muniz, Laura Falero, Florencia Infante y Manuela Da Silveira.

Por último, podemos observar que en la mayoría de las producciones de los guionistas de humor que hemos mencionado hay una primera intención que es hacer reír para luego evolucionar, por medio del sarcasmo, en denuncia social. Justamente es esta característica la que ha ido decayendo con el tiempo.

Una de las más destacadas virtudes del humorista, la de percibir aspectos insólitos y ridículos de la realidad para luego transformarlos en un «arma social», se ha ido desvaneciendo y llegamos a la actualidad, en la cual es raro encontrar estas denuncias, que están presentes en algunos espectáculos, pero sin trascender más allá de la representación teatral. Los humoristas que aparecieron en un medio tan popular como la televisión, a partir de los años sesenta, producían un tipo de humor que apelaba al espectador, con sketches que se mantenían en el tiempo, fruto del ingenio y la capacidad de invención de los guionistas y que aportaban mucho a nivel de crítica. Estas manifestaciones de la risa —descrita por el filósofo Henri Bergson como un fenómeno social que desenmascara prácticas sociales absurdas y las caricaturiza— se hacen necesarias e indispensables en lo que respecta a la salud y la reflexión y elevan el grado de optimismo de la comunidad ante las adversidades.

 

Referencias bibliográficas

Gómez, G. (2010a, 8 de abril). Mr Jones. La Diaria. Recuperado de https://ladiaria.com.uy/articulo/2010/4/mr-jones/

Gómez, G. (2010b, 15 de abril). Los propios capos cómicos. La Diaria. Recuperado de https://ladiaria.com.uy/articulo/2010/4/los-propios-capos-comicos/

Gómez, G., & Torello, G. (2010, 19 de marzo). La imaginación en el éter. La Diaria. Recuperado de https://ladiaria.com.uy/articulo/2010/3/la-imaginacion-en-el-eter/

 

 

Gabriela Gómez

 

 

Gabriela Gómez es periodista, docente, editora y crítica de teatro. Estudió Letras en la Facultad de Humanidades y Ciencias de la Educación. Periodista cultural en La diaria, Revista Noticias, Revista Dossier.

 

 

 

 

 

Pilar González

 

Pilar González es artista plástica, ha expuesto sus pinturas, dibujos e instalaciones en diversos países así como en varias ciudades de Uruguay. Dicta cursos y talleres de expresión por la plástica y se desempeña también como curadora y diseñadora de montajes de exposiciones. Sus ilustraciones han aparecido en semanarios, revistas y libros. Trabaja para el teatro uruguayo como diseñadora de vestuarios, escenografías, maquillajes y marionetas. Desde 2006 al 2013 ejerció  la dirección artística del Museo de Arte Contemporáneo de El País. Entre otros premios, en el  2014 recibió de la  Fundación Lolita Rubial de Lavalleja, el Premio Morosoli de Plata por su trayectoria.

 

 

 

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