Anuario de OPYPA 2022

La variabilidad de la producción ganadera pastoril en Uruguay entre 2005 y 2021

Emilio Aguirre

Este articulo resume un proyecto reciente sobre la variabilidad de la productividad parcial de la ganadería de carne de base pastoril del Uruguay, basado en registros administrativos. El universo de estudio comprende un total de aproximadamente 23 mil explotaciones, que tienen al menos un vacuno en existencia y al menos 5 hectáreas de superficie de pastoreo, no realizan lechería comercial ni engordan animales en sistemas de confinamiento. Al computar la producción de carne por hectárea de pastoreo (productividad parcial), se encuentra que: (1) el nivel de producción de carne por hectárea de pastoreo entre los ejercicios 2004/2005 y 2020/2021 a nivel nacional ha oscilado entre 84,3 y 97,2 kg/ha/año de carne bovina y ovina, mostrando pequeñas variaciones desde el ejercicio 2014/2015; (2) existe una fuerte disparidad en la productividad por localidad geográfica (departamentos), con valores medios entre 2017-2021 que van desde 72,8 kg/ha/año de carne bovina por superficie a 133,4; (3) las explotaciones pertenecientes a los estratos de menor tamaño (menos de 100 UG y entre 100 y 150 UG) poseen un valor de productividad menor al promedio nacional; y (4) las explotaciones ubicadas en el 10% superior de productividad, logran un rendimiento al menos 8 veces mayor que los que se encuentran en el 10% inferior.

 

  1. Universo de estudio

Este artículo resume un trabajo reciente sobre la evolución de la productividad de la ganadería vacuna del Uruguay desde el ejercicio ganadero (EG) 2005/2004 hasta el EG 2021/20202. Se trata de un estudio que actualiza y extiende trabajos previos sobre la variabilidad de la producción de carne por hectárea a nivel desagregado, con los registros administrativos del Sistema Nacional de Información Ganadera (Bervejillo, 2013; Aguirre, 2018; Aguirre, 2019). Los principales cambios son: la incorporación de una ventana temporal más grande, actualización de los pesos de ganado (bovino y ovino), la definición de un universo de estudio más amplio (se incluye productores entre 5 y 50 has de pastoreo) y la realización de un proceso más exhaustivo de depuración de datos.

Para analizar la evolución de la producción de carne es necesario primero separar los aportes al producto total que vienen de cada uno de los tres grandes sistemas (lechería, corral de engorde y pastoril), de manera que luego se puedan asignar correctamente los recursos empleados en cada uno. Las distintas tecnologías de producción en cada sistema requieren un estudio específico para cada una de ellas.

Este estudio se concentra en los sistemas de producción pastoril, bajo el entendido de que se trata de sistemas de producción cuya base de alimentación del ganado es principalmente, aunque no exclusivamente, forrajera.

 

  1. Datos y metodología

 

Los datos para realizar este estudio se extraen del Sistema Nacional de Información Ganadera (SNIG) que integra las declaraciones juradas (DJ) y los movimientos de ganado de la Dirección de Contralor de Semovientes (DICOSE) entre los ejercicios ganaderos 2004/2005 y el 2020/2021.

El año inicial considerado en este estudio es el primer ejercicio ganadero con movimientos de ganado digitalizados (2005/2004). Es a partir de esa fecha que se está en mejores condiciones de estimar la producción por año ganadero, ya que los datos de las guías de tránsito de años anteriores no están disponibles en formato digital.

Dado que la producción de carne se expresa en términos de kilogramos de carne en pie,  es necesario convertir las cantidades de animales en kilogramos de peso. A estos efectos se dan dos situaciones diferentes: los pesos de los animales que se destinan a faena se extraen directamente del Instituto Nacional de Carnes (INAC), mientras que los pesos de los animales que se trasladan de un predio a otro deben ser imputados. Para esto se aplican los pesos medios de los lotes de animales que son transados en remates por pantalla. En estos remates, los lotes de animales que son ofrecidos conllevan información sobre la edad y el sexo, la raza, el lugar de origen y el peso medio del lote. Este peso medio (promedio anual nacional de cada categoría), se utiliza como referencia para todas las transacciones entre productores que no tienen destino la faena (“ganado flaco” o de “reposición”).

Para la ganancia de peso de animales que permanecen en el predio (variación de ganado en stock) se utiliza el mismo conjunto de pesos que para las transacciones de ganado de reposición.

Aguirre y Durán (2020, 2021) encuentran que, al permitir variar los pesos por año ganadero y categoría, se logra explicar más del 84% de la variabilidad de los pesos (por departamento, mes, año ganadero y categoría). Como resultado se concluye que la metodología propuesta es una buena aproximación al valor promedio de los pesos de ganado bovino transado.

El alcance de este trabajo, se define como el conjunto de explotaciones ganaderas cuya principal actividad es la producción de carne sobre una base de alimentación principalmente pastoril y que superan un umbral mínimo de tamaño (al menos un animal vacuno y 5 has de pastoreo). El estudio excluye expresamente aquellas explotaciones dedicadas a la producción lechera y a los sistemas de confinamiento, que producen carne sobre una base de alimentación a granos y alimentos concentrados.

Sobre la base de datos original, se aplican además filtros de calidad del dato, con el fin de excluir observaciones no plausibles en el valor de algunas de las variables (Aguirre, 2022a). Este proceso de depuración busca detectar datos no confiables, debido a valores extremos o inconsistencias entre lo declarado en stock y los movimientos registrados en el sistema.

Luego de establecer las reglas lógicas para definir el universo de estudio, se analizó su representatividad. Este universo representa para todos los años del período 2005-2021, una proporción mayor al 80% de la dotación bovina, mayor al 75% de la superficie de pastoreo y mayor al 85% de la producción de carne vacuna. Los resultados que se presentan en la sección 4 corresponden a este universo de estudio.

La metodología de estimación de producción de carne utiliza las mismas categorías de ganado que se utilizan tanto para la DJ como para las guías de tránsito y segmenta las variaciones en “fuentes” (diferencia de stock, movimientos de ganado de reposición netas, salidas a faena y consumo). Al permitir que los pesos sean diferentes por año ganadero      y “fuente”, se logra captar tendencias como la observada en los pesos de faena y efectos climáticos adversos como sequías (Aguirre, 2018).

 

 

Al segmentar las explotaciones por año agrícola según el signo de la variable producción de carne, más del 89% tienen producción de carne positiva. Se encontró que el 10% de los registros administrativos posee “producción negativa”. Si bien en la realidad es factible que se obtenga producción negativa, esto debe considerarse como un fenómeno raro, debido por ejemplo a una elevada mortandad de animales. En cambio, la producción negativa observada en el análisis de estos datos es más un resultado de la calidad de los datos y del procedimiento adoptado para imputar el peso de los animales vivos.

En casi todas las situaciones esto se debe a problemas de incoherencias de los registros (error), es decir, las existencias de ganado declaradas al comienzo y al final de cada ciclo (ejercicio ganadero) no son consistentes con los movimientos de ganado (entradas y salidas de la explotación), teniendo en cuenta los nacimientos, las muertes y el consumo declarado. El origen del error puede ser causado por dos grupos de factores. Puede provenir de errores informáticos (por ejemplo: una falla en el proceso de captura de la información por el escáner); o errores de registración por parte de quienes completan los formularios.

 

  1. Resultados

 

3.1 La evolución de la productividad ganadera por año agrícola

La producción bovina por hectárea de pastoreo de la ganadería pastoril muestra los mayores valores entre 2005 y 2008, con una recuperación parcial hacia 2014 y una cierta estabilidad desde entonces (Gráfico 1). Estos resultados son llamativos, ya que a nivel agregado de todo el país, habría habido un leve crecimiento de la productividad desde 2010. Una posible explicación es que a nivel agregado se expresan mejor los sistemas más intensivos que por sus características puedan haber quedado fuera del universo de estudio.

En el Gráfico 2 se computa la producción de carne bovina y ovina según superficie destinada a cada especie, utilizando las unidades ganaderas como mecanismo de prorrateo. Se observa una gran variabilidad de la productividad ganadera ovina media en el período, y una marcada estabilidad en la producción bovina desde el 2015.

 

Gráfico 1. Producción de carne bovina y ovina por superficie de pastoreo

 

Gráfico 2. Producción de carne bovina y ovina por superficie de pastoreo según destino

3.2 Productividad ganadera según localización geográfica

Al computar la productividad promedio por departamento (Figura 1), se observa una importante heterogeneidad según origen geográfico que es consistente con antecedentes previos (Bervejillo, 2013; Aguirre, 2018; Aguirre, 2019). Los departamentos que obtienen mejores resultados en productividad parcial bovina son: Colonia (133), Canelones (131) y Soriano (114); en tanto los que obtienen peores rendimientos son: Paysandú (73), Salto (67) y Artigas (64).

 

En el Gráfico 3 se analiza la evolución de la productividad ganadera por año ganadero según departamento. Como primera lectura se percibe estabilidad en los niveles de productividad. En segundo lugar, se aprecia que los departamentos además de poseer niveles diferentes de productividad presentan distintas trayectorias.

La apertura geográfica permite visualizar que la caída en la productividad media a nivel nacional entre el 2008 y el 2011 se explica, por lo menos en parte, por una caída pronunciada en la productividad en los departamentos de Colonia, Soriano y San José. En forma concomitante, en ese período se observa en los departamentos con mejores resultados (Soriano, Colonia, Río Negro, Flores y Florida), una caída de la superficie de pastoreo, y cambios en la carga y en el ratio del área con mejoramientos. Este proceso es coincidente con la mayor competencia por el suelo entre la ganadería y la agricultura, debido al avance de la frontera agrícola.

 

Gráfico 3. Productividad ganadera total y bovina según departamento y año ganadero

 

 

 

​​​​​​​3.3 Productividad por estrato de tamaño de las explotaciones

 

El tamaño de la explotación está expresado en términos de unidades ganaderas bovinas y ovinas, como medida del tamaño del rodeo (menos de 100 UG, entre 100 y 150 UG, entre 150 y 300 UG, entre 300 y 600 UG y más de 1000 UG). Los 3 estratos de menor tamaño presentan los menores niveles de productividad. Además, se observa para estas escalas una relación positiva entre productividad y tamaño. De forma sistemática las explotaciones de los dos estratos de menor tamaño poseen valores de producción por superficie por debajo del promedio nacional; en tanto las unidades de los tres estratos más grandes, logran mejores resultados que el promedio. Las explotaciones del estrato de menor tamaño obtienen entre el 2010 y el 2021 niveles de productividad un 25% menor que el promedio nacional.

 

​​​​​​​3.4 Productividad según orientación del sistema de producción

Al segmentar la productividad según orientación vacuna, se observa un período de crecimiento en la productividad de las explotaciones dedicadas a la cría entre el 2005 y     el 2014 (Gráfico 4), este proceso se ve interrumpido por la sequía del 2008/2009 y sus secuelas. Sin embargo, las explotaciones dedicadas a la invernada (excluyendo a los corrales de engorde), presentaron una caída en la productividad entre el 2007 y el 2012, para luego estabilizarse en valores inferiores al período 2005-2008. Este fenómeno es coincidente con la expansión de la soja entre el 2007 y el 2013.

 

Gráfico 4. Productividad ganadera bovina según orientación vacuna KgCarneBov/SupP

 

 

​​​​​​​3.5 Productividad ganadera por percentiles

En el Gráfico 5 se estima para cada ejercicio ganadero, el valor medio y los percentiles de productividad de carne bovina por ha de pastoreo según explotación. Se observa una evolución sincrónica de los distintos percentiles, es decir, los distintos percentiles se mueven juntos. Además, se observa la existencia de una fuerte heterogeneidad de los resultados, los productores en el 10% de mayor productividad (p90) obtienen más de 8 veces el nivel de producción por hectárea del rendimiento de las empresas en el 10% inferior de productividad. En términos absolutos esta brecha, implicó diferencias de más de 160 kg/ ha/año entre el p90 y el p10.

Gráfico 5. Percentiles de productividad ganadera bovina por ha de pastoreo bovina

  1. Reflexiones finales

La existencia de una brecha de productividad entre empresas dentro de una misma rama es un resultado habitual en la literatura económica (Syverson, 2011). Sin embargo, es esperable que las causas de esta brecha de performance sean distintas entre sectores y entre momento del tiempo. En la ganadería de carne vacuna la heterogeneidad de resultados puede deberse a diferencias en: tecnologías, uso de insumos, calidad de la tierra, clima, capacidad de gestión, entre otras.

Es importante aclarar que las diferencias de rendimientos (producción por hectárea) no controlan por la distinta intensidad en el uso de otros insumos (por ej.: coneat, ratio de área mejorada, dotación, trabajadores totales, suplementación, etc.), orientación tecnológica (por ej.: relación lanar vacuno y relación novillo vaca de cría), asistencia profesional, infraestructura, uso de tecnologías y clima. Por tal motivo, si bien es un indicador fácil de transmitir adolece de varios problemas prácticos. La eficiencia técnica constituye un mejor indicador, surge de estimar una función de producción y una frontera estocástica asociada, midiendo la gestión de la unidad productividad como la distancia entre la producción observada y la potencial (dado un nivel de insumos, variables explicativas de la ineficiencia y una tecnología de producción).

Más allá del debate sobre las causas, la heterogeneidad productiva tiene consecuencias macroeconómicas (Cusolito y Maloney, 2018), debido a un menor nivel de actividad económica. Sin embargo, las brechas de rendimientos constituyen una oportunidad de mejora, ya que indican que es posible lograr aumentos sustanciales en la eficiencia productiva con la tecnología disponible. Poder explicar las causas de las brechas de rendimientos forma parte de la última parte de una agenda a futuro.

 

  1. Lista de referencias

Aguirre, E. (2022). Evolución de la productividad ganadera en Uruguay (2005-2021). Informe de consultoría BID. (próximamente).

Aguirre, E. (2019). Productividad ganadera de los establecimientos de carne bovina del Censo General Agropecuario. Anuario OPYPA, 497-510.

Aguirre, E. (2018). Evolución reciente de la productividad ganadera en Uruguay (2010-2017). Metodología y primeros resultados.  Anuario OPYPA, 457-470.

Aguirre, E. y Durán, V. (2021). Dinámica de los pesos de ganado vacuno de reposición en  los remates por pantalla en Uruguay. Estudios de Economía Agraria y Ambiental. No. 21-1.

Aguirre, E. y Durán, V. (2020). Evolución de los pesos de faena vacuna. Anuario OPYPA 2020 417-429.

Bervejillo, J. (2013). Variabilidad regional de la productividad ganadera. Anuario OPYPA, 277-287.

Cusolito, A. P. y Maloney, W. F. (2018). Productivity revisited: Shifting paradigms in analysis and policy. World Bank Publications.

Fuglie, K., Gautam, M., Goyal, A., y Maloney, W. F. (2019). Harvesting prosperity: Technology and productivity growth in agriculture. The World Bank.

Syverson, C. (2011). What determines productivity? Journal of Economic Literature, 49(2), 326-65.

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